EmprenderHa nacido un emprendedor. A partir de unas cualidades innatas y de una idea original, se ha encendido la bombilla del cambio, del emprendimiento, la chispa de la vida que genera en quien la siente inquietud, tal vez miedo, pero sí también mucha satisfacción. Y nos enfrentamos a ese perfil que nos habla de esas personas inquietas, un tanto inconformistas con el modelo preestablecido de empresa y de trabajo por cuenta ajena, o simplemente independientes, que se sienten más felices desarrollando e impulsando sus ideas cuan llaneros solitarios que perteneciendo a un engranaje empresarial.

El camino menos transitado.

Emprender es elegir un camino y tomarlo con paso firme en pos de un proyecto o una idea propios, con la pretensión de darle forma, crearlo y mostrarlo al mundo como algo genuino e innovador. “Dos caminos se bifurcaban en un bosque, y yo elegí el menos transitado. Y eso hizo toda la diferencia”, dice un poema de Robert Frost, que define muy bien el camino del emprendedor, que no es otro que el camino de quien elige por su cuenta hacer algo diferente.

Como se aprecia en el gráfico que inicia este estudio, el origen del emprendedor es la bomba explosiva que surge cuando una persona dinámica y creativa tiene una idea y decide ponerla en marcha. Estamos hablando entonces de inquietud, de dinamismo, que definen a ese emprendedor tanto psicológica como grafológicamente y que, en este último sentido, se traduce en lo que yo llamo una “escritura viva”.

La escritura viva.

Si nos acostumbramos a comparar escrituras podremos percibir con facilidad cuando una escritura está viva y cuándo está muerta o medio muerta. La escritura viva es aquella que destaca por su dinamismo y agilidad, es una escritura bailarina, que reproduce gestos vivaces y despiertos con formas y ligados originales entre letras, una cadencia en cierto punto irregular pero sin dejar de ser rítmica y con un toque personal, que se aparta de los modelos establecidos. Por el contrario, las escrituras muertas son aquellas que no traslucen ni un ápice de vibración, que conservan el modelo caligráfico o adoptan formas poco atrevidas o incluso mustias.

La escritura viva combina creatividad con ingenio y con capacidad de iniciativa. Justamente éstas son algunas de las principales características de la personalidad del emprendedor, que vamos a analizar grafológicamente junto con otras no menos importantes.

Cualidades del ser: El motor del emprendedor.

  • Autoconfianza: ser consciente de las propias capacidades y recursos personales y, además, creer en ellos es un requisito fundamental para colocarse, dando saltitos y calentando ya, en la pista de salida para la carrera del emprendimiento. Esta seguridad y esta confianza en los propios valores, y la capacidad para ser consecuente con uno mismo, se manifiestan principalmente en una escritura estable, de formas mixtas, bien presionada, con inclinación vertical o ligeramente a la derecha, coherencia entre texto y firma, y rúbrica sencilla.

Amancio Ortega autógrafo

  • Optimismo realista: el emprendedor ha de ser optimista, pero sin llegar a ser un iluso o un visionario. Está permitido soñar, creer y atreverse a hacer locuras, pero con los pies en la tierra. Podemos dar saltos altos para ir calentando motores, pero volviendo siempre a tocar suelo. Este optimismo natural va íntimamente ligado a la confianza en uno mismo: si crees que puedes, entonces no sólo puedes, sino que además debes soñar con lograrlo. El optimismo en la escritura se refleja en la dirección ascendente de los renglones, en una querencia a querer tocar las estrellas por todo el firmamento de la tinta en el papel. Eso sí, sin perder en exceso la cabeza y manteniendo la regularidad, el ritmo y la claridad en el escrito.
  • Motivación y entusiasmo: tener una pasión, una ilusión por lo que se hace y fluir enteramente con ello es lo que nos eleva y nos hace sentir más vivos. A esto llamamos motivación, el motivo de la acción, el amante que nos lleva de la mano a dejar todo y a luchar por nuestro sueño. La motivación y el entusiasmo por llevar a cabo esa pasión se traducen en una escritura viva, como la que hemos descrito antes, plena de dinamismo, puntuaciones altas y adelantadas, agilidad en todos los sentidos e inclinación a la derecha con rasgos progresivos, ya que es en esa dirección donde se encuentra nuestra meta.
  • Creatividad: sin esa pizca de creatividad que permita a la persona soñar despierta no existe emprendedor que valga. Pensar, ingeniar, moldear un proyecto y crearlo, atreviéndose incluso con lo absurdo y sobre todo sin miedo, es la magia de todo emprendimiento. La creatividad en la escritura está en la originalidad de las formas, de la cadencia y de los ligados. Cuanto más personalizada sea una escritura será tanto más creativa, aunque hay que tener cuidado en no cruzar la línea de la excentricidad y la extravagancia.

Walt Disney firma

  • Afán de superación: el emprendedor que pretende romper moldes, innovar y elegir el camino que marque la diferencia tiene que ser consciente de que, en ese camino, habrá de enfrentar ciertos retos, valles y montañas, pequeños y grandes, cortos y duraderos, y si quiere alcanzar su logro habrá de luchar por superar los obstáculos. Ese espíritu de superación habrá de reflejarse en una escritura, asimismo, resistente a los envites, firme, personalizada, con fuerza y flexibilidad en el trazado y en el renglón para poder adaptarse a todo tipo de situaciones, ya sean fortunas o contratiempos.
  • Capacidad de resiliencia: íntimamente unida al afán de superación, está esta capacidad para resurgir de las propias cenizas, como el Ave Fénix, y no sólo extendiendo las alas lustrosas sino además llevando un aprendizaje, desde los fracasos, metido en la mochila de la experiencia. Resiliencia es esa capacidad que tiene todo ser humano (aunque muchos no quieran ser conscientes de ella) para transformar las vivencias adversas en una lección de madurez y desarrollo personal. La escritura de estos autores, además de ser viva, es también todoterreno, es decir, plagada de grandes dosis de creatividad como recurso personal transformador imprescindible, flexibilidad y adaptabilidad tanto en el trazo como en la línea de base, y también simplificación y proyección en los rasgos, como reflejo de esa capacidad auténtica para relativizar los problemas y lanzarlos a proyectos fructíferos y enriquecedores.

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Cualidades de hacer: Viento en popa y a toda vela.

  • Dinamismo y acción: de nada sirve tener una idea, si no poseemos el ingenio, la actitud y las ganas para lanzarla al mundo. Los emprendedores son buscadores insaciables de oportunidades, encuentran la mejor ocasión a la vuelta de la esquina, y son expertos en encontrar inspiración en cada pequeña cosa. La escritura de estas personas inquietas, a las que todo sabe a poco y siempre andan aspirando a más, tiene un trazado ágil, continuo, inclinado a la derecha y progresivo, a veces fugado, con finales prolongados, siempre hacia delante y sin detenerse a malgastar energías en rasgos complicados, capas o regresiones innecesarias.
  • Iniciativa y cierta irreflexión: la persona emprendedora es valiente y no teme arriesgar, sabe apostar al ganador porque mantiene la llama de la ilusión siempre viva, y ha aprendido a compensar los fallos y las caídas con la capacidad de resiliencia que hemos visto antes. El emprendedor sabe que para conseguir algo hay, al menos, que intentarlo y lanzarse al vacío. Y no quiere decir esto que no tenga que sopesar ventajas e inconvenientes de su empresa, pero un toque de irreflexión sí es necesario para no quedar tentado de volver la vista atrás. Esta capacidad de iniciativa añade a la escritura viva una querencia profunda hacia el margen derecho, tanto en proximidad como en inclinación de las letras, y una ligazón progresiva en todo el trazado, incluso en las mayúsculas iniciales.

Henry Ford autógrafo

  • Capacidad de autogestión: quien quiere ser jefe y empleado a la vez ha de tener una enorme capacidad para gestionar tanto su tiempo como sus recursos. La independencia y la autoeficacia son cualidades que vienen de serie en la persona emprendedora, y van indefectiblemente unidas a un gran sentido de la responsabilidad. El emprendedor sabe que si obtiene una ganancia, es toda para él, pero si lo que obtiene es un fracaso, se lo va a comer también todo él solito; así que tiene que tener la mente bien abierta, saber visualizar un horizonte bien grande y tener un enorme sentido de la perspectiva. En la escritura, este aspecto se refleja muy bien en la forma en que el escrito se distribuye por la hoja, en un conjunto claro, con correcta separación entre renglones, la página bien ocupada, distribución regular, claridad y organización de los espacios.
  • Organización y planificación: la famosa agenda del emprendedor nos recuerda cómo éste ha de saber mantener una amplia visión de futuro, mientras gestiona todas y cada una de las etapas de su presente, con dedicación y paciencia. El orden y la capacidad para planificar se reflejan muy bien en la organización, claridad y limpieza del escrito, en el cuidado de los márgenes y también, muy curiosamente, en el hecho de rubricar antes de plasmar la firma, que es un signo distintivo de quien prepara su camino antes de actuar. Una mala distribución de los márgenes y cortar con guiones el final de renglón, nos hablan, por el contrario, de una falta de previsión y, en consecuencia, de mala planificación.
  • Perseverancia y compromiso: el emprendedor es la hormiguita que compartía cuento con la cigarra, y que lleva como lema el trabajo, la paciencia, la dedicación y la perseverancia. No abandonar los proyectos a medias, tener siempre puesta la mirada en el puerto y saber gestionar cada etapa del trayecto hasta llegar a él, y la fidelidad al ese proyecto genuino que le pertenece son cualidades de las que todo emprendedor debe hacer gala. Éstas quedarán patentes en una escritura agrupada o ligada entre letras y con cadencia de ligazón constante, sin desvincular ningún eslabón de la cadena y amarrando ésta con fuerza a esa ilusión a que se debe. En definitiva, regularidad general en el escrito y cohesión interletras.
  • Liderazgo: el emprendedor es líder de sí mismo y también del grupito de personas con las que trabaja, si decide contratar equipo y delegar tareas. Tiene que tener un punto carismático para saber defender su idea, convencer con ella y venderla por valor añadido. El emprendedor es el líder y la cabeza visible de su propia marca, y como tal ha de sobresalir con cierta fortaleza personal que, además de por su escritura viva y ciertamente original, destacará por sus rasgos sobrealzados, grandes mayúsculas, trazado bien combinado en curva y ángulo, presión firme y verticalidad o ligera inclinación en sus letras, pero siempre manteniendo el centro de apoyo y equilibrio.

Steve Jobs autógrafo

  • Habilidades sociales y comunicativas: no es bueno que el emprendedor esté solo en su empeño, contar con redes de apoyo y buenos mentores que te aconsejen y te echen una mano en las horas más bajas, nunca está de más. No sólo para tejer estas redes, sino también para mantenerlas activas, el emprendedor necesita de buenas dosis de relación, afectividad y comunicación, y estas cualidades se aprecian muy bien en una escritura clara, sencilla, expandida, abierta e inclinada a la derecha, próxima al margen derecho, fluida y cohesionada. La claridad en el escrito y la escritura personalizada, amable a primera vista, nos hablan de personas honestas y transparentes, que no tienen dobleces, y en las que se puede confiar; mucho más si la firma es coherente con el texto escrito.
  • Autoexigencia por la calidad: si hemos plantado nuestro huerto y queremos vivir de nuestra propia cosecha, es lógico que pretendamos conseguir sólo los mejores resultados; es por ello que la pasión por la calidad de esos frutos de nuestra idea, y de nuestro trabajo e ingenio, es requisito imprescindible en todo buen emprendedor que se precie. Eso sí, hay que cuidar mucho el nivel de autoexigencia, porque podemos ser buenos en lo nuestro pero, como humanos que somos, la perfección es relativa, y podemos estar en todo nuestro derecho de errar, siempre que de el tropiezo extraigamos consecuencias positivas. Quien cuida el terreno en el que ha plantado su proyecto, cuida también su escritura, presentando ésta clara y legible, con trazos bien formados y completos, conjunto cuidado y organizado, sin choques interlíneas y respetando los espacios. Esto nos habla también de respeto; de respeto por nosotros mismos, respeto por nuestra ilusión y nuestra idea, y también respeto por el terreno ajeno.

Sandra Mª Cerro- Grafóloga y Perito calígrafo

sandracerro.com

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