Seguro que la palabra “postureo” te resulta muy familiar. Es un neologismo surgido con el auge de las redes sociales y de esa reciente y extendida moda de hacerse selfies, de fotografiarse a uno mismo en posturas varias, allá por donde vamos, como si tuviéramos que dejar testimonio al mundo de lo que hacemos, comemos, vestimos, de dónde estamos y a dónde viajamos y con quién.
La Real Academia de la Lengua incluyó el término en su diccionario hace muy poquito y define el postureo como “actitud artificiosa e impostada que se adopta por conveniencia o presunción”
¿Por qué se hace postureo? La definición de la RAE nos da pistas sobre los motivos por los que adoptamos esta tendencia:
Postureo por conveniencia
Este tipo de postureo está muy relacionado con estrategias de venta de productos o servicios y es el que ha dado lugar a los famosos “influencer”. Los “influencer” son personas con influencia, es decir, con capacidad para alterar la forma de pensar o de actuar de otras. Se entiende que un “influencer” es referencia en su campo y, por ello, genera confianza en quienes les siguen y deciden adoptar sus pautas de influencia. Ya vemos cada día la cantidad de “influencers” y pseudoinfluencers que posturean en redes sociales exhibiendo todo aquello en lo que se les supone expertos ¿Y por qué lo hacen? Las razones son estas:
– Puro marketing: como estrategia de ventas para exhibir nuestros productos o servicios aprovechando el vistoso escaparate que nos ofrecen las redes sociales.
– Marca personal: para darnos a conocer como marca a fin de generar confianza en nuestros potenciales clientes y que estos puedan conocernos un poco mejor.
– “Story-telling”: otro neologismo y anglicismo nacido de la modernidad que nos invita a contar nuestra historia a los demás con el fin de humanizar un poco nuestra presencia como empresa o como marca. Que los clientes vean que somos humanos y que hacemos cosas de humanos genera cercanía y también confianza en los demás, ya que nadie compra ni contrata a aquél que no conoce de nada.
Postureo por presunción
Es el alarde de vanidad de toda la vida, la intención de aparentar más de lo que somos o de intentar mostrar lo que no somos en realidad, sino una imagen idealizada e impostada de nosotros mismos. Una gran mayoría de las personas que posturean son vanidosos, coquetos, amantes de la estética, cuidadosos de la apariencia y preocupados por la imagen que proyectan a los demás. Pero esta imagen de vanidad puede enmascarar, en otras ocasiones, posos de inseguridad, baja autoestima, necesidad de aceptación o aprobación y sentimientos de soledad y de inferioridad subyacentes.
Este modelo de postureo por presunción tiene todo que ver con un tipo de personalidad muy particular, que es el que podemos detectar a través de grafología. ¿Lo vemos?
Grafología del postureo
Cuando conozcas a una persona aficionada al postureo, fíjate en su escritura. Seguro que vas a detectar todos o casi todos los gestos gráficos que te voy a contar aquí:
- Incoherencia entre la escritura del texto y la de la firma: demuestra las diferencias entre el yo real (la firma) y el yo ideal (el texto).
- Escritura de tamaño grande: implica deseos de destacar, de hacerse ver, de llamar la atención con marcado afán de protagonismo y necesidad de admiración por parte de los demás.
- Cuerpo central ampuloso: dominio del propio ego, presunción, coquetería.
- Cuerpo central sobrealzado: orgullo, altanería, sentimiento de estar por encima de los demás.
- Mayúsculas sobreelevadas: resalta la importancia del “yo” sobre el “tú” e indica una autoestima alta, un alto concepto de uno mismo.
- Iniciales altas e infladas en la firma: refleja nuevamente un ego inflado, sobrevalorado, altivo que se cree merecedor de reconocimientos y halagos.
- Formas ornadas: gusto estético desde la presunción y la exageración.
- Rasgos exagerados: tendencia a idealizarse a uno mismo, a magnificar la propia realidad, a exagerar la propia apariencia enmascarando la imagen auténtica.
- Escritura artificiosa: refleja la autoimagen impostada, forzada, poco natural y poco espontánea, más centrada en la forma que en el fondo.
- Letra M con el primer monte más alto y bucleado: es un signo más de autoestima sobreelevada y el sentimiento de superioridad con respecto a los demás. A este gesto, en grafología clásica, se le conoce como “la M de las chicas guapas”, ya que es frecuente en las firmas de grandes divas y se considera un gesto de coquetería típicamente femenina.
Un poquito de postureo final
Creo que después de contarte todo esto, me puedo permitir un poquito de postureo final para mostrarte mi marca personal en este video «Grafología del postureo». En él te cuento más o menos lo mismo que en el artículo pero mostrando mi imagen de marca como grafóloga con intención de captar tu atención y ganar tu confianza ¿Lo lograré? Si lo logro, espero que te suscribas a mi canal de Youtube en el que puedes encontrar muchísimos videos interesantes con pequeñas píldoras sobre grafología que, si estás leyendo esto, seguro que te van a interesar.
¡Gracias, una vez más, por verme y leerme!
Sandra Cerro – Grafóloga y Perito calígrafo