Los grafólogos somos profesionales dedicados al conocimiento del ser humano, a la evaluación de la personalidad humana en distintas áreas.
Tratamos con personas.
Tratamos con diferencias individuales, con sentimientos y emociones, con expectativas, con dolor, a veces, y por eso debemos ser rigurosos, cautos y profesionales en nuestra labor.
Quiero presentarte aquí un decálogo de buenas prácticas que considero que todo grafólogo debería tener en cuenta a la hora de realizar su trabajo:
1. El grafólogo debe ser riguroso y profesional.
Un grafólogo no puede tomarse su trabajo a broma y ponerlo en práctica de forma banal, como entretenimiento o diversión.
El trabajo del grafólogo es técnico, es científico, es serio y formal. Requiere disciplina, rigor científico, dedicación e investigación constante, y su práctica debe ser profesional.
2. El grafólogo debe mantener respeto y ética con las personas con las que trabaja.
El grafólogo es una persona que trabaja con personas y bucea en su intimidad.
Los clientes se abren en canal ante nosotros en la búsqueda de su autoconocimiento y nos entregan su total confianza y privacidad.
Por ello debemos ser respetuosos, mostrar confianza y confidencialidad, ser asertivos y éticos durante nuestro trabajo y también después, una vez emitidos los resultados del informe, guardando secreto profesional.
3. El grafólogo debe ser responsable de la difusión que hace de la grafología.
Un grafólogo comprometido con la técnica grafológica debe ser selectivo con los medios y modos de difusión que utiliza para no incurrir en el desprestigio de la profesión.
La difusión de la grafología debe hacerse en entornos científicos, de investigación, o en áreas profesionales relacionadas tales como los recursos humanos, la psicología, la criminología y, en general, las ciencias humanas.
4. El grafólogo siempre debe abanderar el buen nombre de la grafología como técnica científica.
La grafología no es pseudociencia, no es un arte, no es una ciencia oculta, no es un don, no es preciencia.
La grafología una técnica que utiliza el método científico en su aplicación y cómo tal debe divulgarse y darse a conocer, para que no sea confundida con otras disciplinas que nada tienen que ver con ella.
5. El grafólogo debe exigir materiales adecuados para poder realizar su trabajo con profesionalidad y rigor.
Para poder realizar un informe grafológico, se precisa de un manuscrito original y completo (de al menos veinte líneas) y con firma al pie.
No se pueden realizar informes grafológicos sólo sobre firmas, sobre manuscritos fotocopiados o escaneados, o solamente sobre textos de extensión insuficientes o que puedan resultar inadecuados.
El grafólogo debe realizar toda propuesta de encargo en la que se le solicite trabajar con materiales incompletos o inadecuados.
6. El informe grafológico siempre debe ser personalizado.
Cuando realiza su trabajo, el grafólogo nunca debe perder de vista su objeto de estudio esencial: el manuscrito.
El manuscrito es el espejo de la persona, de nuestro cliente, y nunca debemos distanciarnos de ella.
La observación permanente, la atención a los detalles personales y el análisis pormenorizado del texto manuscrito deben ser premisa esencial en el trabajo del grafólogo.
Toda automatización del manuscrito para su análisis provoca una ruptura y distancia con el estudio personal y singular de la personalidad de cada cliente, y debe ser rehusada.
7. El informe grafológico siempre es confidencial.
El grafólogo debe comprometerse a no divulgar o difundir datos personales, nombres de clientes o resultados de informes grafológicos personales en medios públicos, y asume toda la responsabilidad por la protección de dichos datos.
En los informes grafológicos solicitados por las empresas, serán éstas las responsables de la protección de datos de carácter personal de los candidatos optantes a un proceso de selección de recursos humanos.
8. El grafólogo siempre debe emitir un informe grafológico por escrito.
La devolución de los resultados de una evaluación de la personalidad siempre se realiza por escrito. El grafólogo debe emitir un informe grafológico completamente redactado, correcto, exhaustivo, personalizado y confidencial.
De esta forma, el cliente siempre tiene acceso al reporte de sus resultados y puede presentarlos, si lo desea, ante un tercero que se lo solicite (empresa, tribunal, etc).
9. El grafólogo debe ser empático y asertivo en su comunicación.
A la hora de emitir los resultados de la evaluación de personalidad, el grafólogo debe comunicar de forma empática y asertiva, sin emitir juicios, sin dar consejos, manteniendo la imparcialidad y la objetividad para con el cliente, en todo caso.
El grafólogo no puede emitir diagnósticos de patologías.
El grafólogo no debe incidir en aspectos negativos de la personalidad de su cliente, si no es con tacto, asertividad y procurando no herir los sentimientos o la autoestima de la persona analizada.
10. El grafólogo es un investigador y debe comprometerse con la formación continua y el constante aprendizaje.
Un buen grafólogo nunca deja de estudiar disciplinas afines a la grafología y de reciclarse en las actualizaciones de los modelos caligráficos, los sistemas de enseñanza de la caligrafía y en las materias relacionadas con las áreas en las que ejercita su función profesional (orientación vocacional, pedagogía, empresa, psicología, etc).
Sandra Cerro – Grafóloga y Perito calígrafo
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