Con este artículo pretendo dar respuesta a una cuestión que muchos alumnos me plantean a la hora de enfrentar los cursos, sobre todo los de nivel experto, y también para enfocar su carrera profesional en el área de la grafología.

¿Cuáles son las competencias clave requeridas en un grafólogo profesional?

Para responder a esta pregunta, debemos detenernos primero en una clasificación esencial de las competencias:

Llamamos competencias clave o de base a aquellos conocimientos o habilidades que se precisan para realizar un trabajo con garantía de excelencia. Complementan a las competencias umbral, que veremos a continuación. Por ejemplo: un dentista profesional debe ser Licenciado en Odontología y además conocer el manejo de algún programa informático y tener conocimiento de algún idioma adicional a la lengua materna.

Llamamos competencias umbral o esenciales a las habilidades o conocimientos técnicos necesarios para desarrollar una actuación media en un puesto de trabajo. Serían un mínimo básico y necesario para poder acceder a un determinado puesto. En el ejemplo de nuestro dentista, lo mínimo exigible sería la Licenciatura en Odontología.

Junto a las dos anteriores se encuentran las competencias llamadas generales o transversales: aquellas que toda persona debe tener y que sirven para desarrollar cualquier profesión, independientemente de que se hayan adquirido en contextos laborales o no. Ejemplo de competencias transversales podrían ser la Integridad personal y la Estabilidad emocional, esenciales en cualquier contexto, sin estar relacionadas con conocimientos concretos o específicos.

Competencias clave del grafólogo profesional

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En el caso del grafólogo profesional, consideraríamos competencia umbral su diplomado en Grafología expedido por cualquier institución o centro de formación que avale sus conocimientos, ya sean estos generales u orientados a alguna rama de especialidad.

Las competencias clave del grafólogo se ramifican en dos áreas de aptitud:

Observación y análisis

Dentro de esta tipología, se englobarían competencias tales como la capacidad de observación, capacidad de análisis y síntesis, objetividad y flexibilidad de criterios.

La esencia del trabajo de todo grafólogo consiste en el análisis profundo y pormenorizado del conjunto de grafías de un escrito, basándose en parámetros científicos fijos. Esta función requiere de una extraordinaria capacidad de observación, primero, y de una finísima combinación de análisis y síntesis, después. La capacidad de abstracción es fundamental para analizar grafías aisladamente sin desintegrarlas de su contexto gráfico global. El trabajo del grafólogo requiere además de capacidad de concentración y atención a los detalles. Todo esto en una primera fase de examen del manuscrito.

En una segunda fase, la de interpretación de las conclusiones grafológicas, a las habilidades anteriores ha de sumarse también la objetividad, garantista de todo profesional científico. También requerirá de cierta flexibilidad y mentalidad abierta al valorar determinados criterios que dependen directamente de la condición cambiante y dinámica del objeto de estudio: la escritura.

Habilidades de comunicación escrita

Aquí se engloban competencias clave como empatía, habilidad de comunicación y de redacción, discreción, capacidad de organización y claridad tanto de pensamiento como en la exposición de ideas. Imprescindibles son también los conocimientos técnicos en el entorno informático de la edición de textos.

Las conclusiones del grafólogo siempre y necesariamente se van a plasmar en un informe escrito. Por lo tanto, una de sus competencias clave va a ser el correcto manejo del lenguaje y la comunicación, sobre todo, escrita o, lo que es lo mismo, una impecable redacción. Esto incluye el adecuado uso de la gramática, la ortografía y la semántica. De hecho, la impresión de un informe mal redactado o con faltas ortográficas puede provocar una impresión nefasta en el cliente, por muy bueno que haya sido el trabajo del grafólogo en su análisis previo de la personalidad.

Se suman en la fase de redacción los conocimientos técnicos de algún programa informático de edición de textos, como por ejemplo Word. Se cae de lógica que un informe profesional debe presentarse formalmente mecanografiado. No se le van a exigir al grafólogo habilidades tecnológicas de alto nivel, pero sí un mínimo manejo de programas básicos de escritura y edición de textos.

Junto a la redacción correcta y adecuada, es fundamental la empatía y también la discreción en el modo de comunicar los rasgos de personalidad al cliente. El grafólogo no puede exponer sus conclusiones a lo bruto, siendo demasiado directo o juzgando a la persona a la que analiza. Su lenguaje debe ser empático, asertivo y debe garantizar también la confidencialidad y la discreción a la hora de revelar aspectos íntimos de la psicología del cliente.

Por último, el informe, como cualquier trabajo de investigación que se precie de científico, debe observar buenas dosis de claridad en la exposición y de organización en la estructuración de los distintos apartados.

grafólogo competencias clave

Competencias transversales

Como competencias transversales muy favorables para completar el ejercicio excelente de la labor del grafólogo, podríamos considerar las siguientes:

  • Capacidad de aprendizaje autónomo y actualización constante: el objeto de estudio del grafólogo -la escritura- es un ente cambiante, al igual que el ser humano que la ejecuta, por tanto, el aprendizaje de la grafología debe ser constante y estar en permanente proceso de actualización. El grafólogo necesita reciclarse constantemente y estar atento a las nuevas investigaciones que se publiquen en su campo.
  • Afán investigador: al hilo de lo anterior, también debe el grafólogo aportar enfoques científicos nuevos, realizar nuevas aportaciones e investigaciones en su ámbito profesional.
  • Creatividad: el grafólogo debe tener la mente abierta y ser receptivo a la innovación. La creatividad del grafólogo se puede orientar a la búsqueda de aplicaciones novedosas y la implantación de sus conocimientos y habilidades en diferentes ámbitos profesionales. También puede dar rienda a su creatividad a la hora de modelar, estructurar y diseñar sus resultados o conclusiones, en los informes grafológicos.
  • Capacidad de adaptación: el grafólogo suele trabajar en entornos muy diversos que van desde el cliente particular hasta el cliente empresa, en el área de selección de personal, pasando por entornos de investigación pura y dura, como puede ser la histórica, por ejemplo. Por ello, debe saber adaptarse no solo a los distintos ambientes en los que trabaja, sino también a la diversidad de exigencias o condiciones que pueden surgir por parte de sus clientes.
  • Trabajo en equipo: el grafólogo generalista y el grafólogo investigador suelen trabajar en solitario. Pero, por ejemplo, en la grafología empresarial, un mínimo de trabajo en equipo va a ser fundamental ya que el grafólogo contacta directamente con los responsables de Recursos Humanos y debe coordinar con ellos su estilo de trabajo y sus plazos.

Quedan expuestas aquí las competencias umbral, clave y transversales para el ejercicio de una profesión tan apasionante como compleja, tan enfocada a la investigación y al análisis pormenorizado de las grafías, como a la narrativa y al trato interpersonal. La panorámica competencial de la grafología es, por lo tanto, amplísima y variada y un buen estudiante o profesional de la misma debe ser sabedor y consciente de ello, antes de comenzar a ejercer su labor,

 

Sandra Mª CerroGrafóloga y perito calígrafo

sandracerro.com

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