Cada vez con mayor frecuencia, las empresas o consultoras de recursos humanos, solicitan estudios grafológicos de los empleados, a nivel interno, con el fin de detectar posibles personalidades conflictivas o que puedan interferir en la buena integración y eficacia de un equipo de trabajo.
En los procesos de selección de personal, también es fundamental la detección precoz de este tipo de individuos tóxicos de entre las candidaturas que pretenden integrarse en una determinada empresa. La prueba grafológica puede ser infalible en estos casos ya que el grafólogo, con un primer vistazo casi fulminante, puede poner sobre aviso al entrevistador o directamente al empresario de la presencia de una personalidad con potencial conflictivo.
Voy a dedicar este artículo a exponer brevemente los rasgos gráficos que dan la señal de alarma sobre seis personalidades tóxicas en el entorno laboral.
Competitivo
El competitivo es un individuo de carácter fuerte y talante ambicioso al que no le importa pisar el terreno de los demás, con el fin de ganar posiciones en la carrera hacia el éxito o el reconocimiento laboral. Las características psicológicas fundamentales de la personalidad competitiva son la falta de escrúpulos y de ética, así como la ambición desmedida.
Uno de los rasgos gráficos que más caracterizan al competitivo es la escritura invasiva, esto es, cuando se producen choques entre los pies del renglón superior sobre las letras del inferior. A este gesto pueden unirse los propios del orgullo (escritura sobrealzada, mayúsculas grandes, entre otros) y de la ambición (escritura inclinada a la derecha, firma ascendente, entre otros)
Anti-jefe
Los perfiles subordinados que tienen carisma de jefe y que se oponen constantemente a las órdenes de los superiores son conocidos como anti-jefes.
La escritura del anti-jefe presenta rasgos de rebeldía y de oposición al ambiente tales como las barras de las “tes” altas y orientadas hacia arriba, escrituras angulosas, finales de letra con arpones y otros rasgos de obstinación e irritabilidad.
Manipulador
Las personas manipuladoras son oscuras y presentan rasgos de ocultamiento y escurridiza diplomacia que, la mayoría de las veces, vienen disfrazados de carisma y seducción.
El manipulador seductor suele presentar en su escritura grafías originales y llamativas, escrituras abiertas en guirnalda, ligados altos y mayúsculas grandes acompañando a un cuerpo central sobrealzado, entre otros rasgos.
También pueden aparecer rasgos filiformes en escrituras ilegibles o poco claras, que delatan ocultación y misterio. Un rasgo gráfico característico del manipulador es el final de letra subterráneo, es decir, el gesto final de letra que pasa sutilmente bajo la letra siguiente, envolviéndolo por debajo. Es el símil gráfico de aquél que manipula sutilmente al otro con el fin de conseguir sus propios intereses.
Es muy fácil que un manipulador engañe a un entrevistador durante la entrevista de selección, ya que su comportamiento es fácil de ocultar en el corto plazo, pero es imposible que consiga engañar al grafólogo, ya que éste visualiza con antelación rasgos de personalidad y conducta que pueden aflorar en el medio o largo plazo.
Agresivo
La personalidad agresiva, en todas sus variantes, es muy fácil de detectar a través de la escritura. La presencia abusiva de ángulos, arpones o gestos gráficos clásicos en grafología como el “rasgo del escorpión”, el “diente de sierra”, los finales en maza, la presión fuerte en escritura invasiva, entre otros, van a delatar la presencia de personalidades tóxicas por su agresividad.
Figura importante a tener en cuenta en el entorno laboral es también la del agresor sexual, que puede delatarse por la profundidad de las jambas de sus letras, especialmente en la “g”.
Inflexible
Las personalidades rígidas, que no se salen de la regla, de ideas fijas, que difícilmente dan su brazo a torcer y que se obcecan por imponer sus opiniones y criterios, haciendo oídos sordos a los de sus compañeros, se adaptan muy mal al ambiente de trabajo y suelen interponer un muro infranqueable en las relaciones laborales.
Su escritura se caracteriza por la ausencia general de movimiento, la rigidez en las formas y presencia palmaria de ángulos en sus grafías. Suelen ser escrituras muy regulares, estrictas en la distancia entre renglones y en el orden del conjunto. Su falta de flexibilidad no deja margen de actuación a la creatividad ni a la adaptación a situaciones nuevas o incluso a los cambios imprevistos.
Narcisista
Otro tipo de personalidad que no puede escapar fácilmente de la lupa del grafólogo es el narcisista. El amor por si mismo provoca que infle y sobrealce sus letras hasta magnitudes, a veces, exageradas. Su escritura se va a delatar por gestualidad extravagante, su tamaño enorme, la presencia de ampulosidades e inflados y mayúsculas desproporcionadas tanto en texto como en firma.
La toxicidad de este tipo de individuos radica en su talante omnipotente y omnipresente, su afán de protagonismo y su tendencia a eclipsar con él al resto de compañeros, de donde deriva su incapacidad para trabajar bien en equipo.
Naturalmente, además de los referidos aquí, puede haber muchos más tipos de personalidades tóxicas, que no sólo nos influyen en el trabajo sino también en nuestro entorno personal. Conviene reconocerlas con anticipación y acierto antes de caer en sus manos. Para ello, te invito a conocer la técnica grafológica como prueba infalible para conocer y reconocer mejor a las personas, desde su lado más visible y transparente hasta su faceta más inconsciente, profunda y oscura.
Sandra Cerro
Grafóloga y Perito calígrafo – Web: sandracerro.com // sandra@sandracerro.com
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