Hace unos días, la directora de recursos humanos de una empresa cliente me comentaba los grandes problemas y significativas dudas que les generaba el sesgo de la deseabilidad social, cuando los candidatos rellenaban los tests de personalidad.
“Se que mienten” – me decía – “Sé que no nos podemos fiar del todo de cómo dicen que son”.
Y es que, en realidad, cuando el candidato a un puesto rellena los tests psicológicos, lo hace intencional y conscientemente. Lo hace teniendo de tal forma en su cabeza el puesto para el cuál está optando y que desea conseguir a toda costa, que termina por enmascararse a sí mismo.
¿Eres o deseas ser?
¿Solicitan a una persona que trabaje bien en equipo?, pues voy a poner que soy super extrovertido, sociable, que tengo muchos amigos y que me encantan todos los deportes de equipo, aunque no haya hecho deporte en toda mi vida y mi máxima afición sea quedarme en casa solo jugando a videojuegos.
¿Buscan a una persona comprometida? Sí, sí, yo soy muy fiel, muy leal, muy todo, acabo todo aquello con lo que me comprometo y nunca jamás abandonaré la empresa que me va a contratar gracias a las maravillosas mentiras que estoy soltando sobre mí mismo en este test de personalidad.
Y así con todo.
Las pruebas de evaluación psicológica, tanto la entrevista como el autoinforme, contienen un inevitable sesgo de deseabilidad social. Y no importan los filtros de control que incorporen para detectar ese sesgo, siempre van a surgir la discrepancia y la duda.
Cuando la persona responde al test lo hace de forma totalmente consciente, intencionada, pensando más en lo que se espera de ella que en cómo realmente de es. Y esto no significa que se haga con maldad, sino simplemente porque, de forma subjetiva e inconsciente, necesitamos ser socialmente aprobados, necesitamos cumplir las expectativas de los demás, aunque sean totalmente contrarias a nuestra propia esencia personal, necesitamos ser ese candidato que buscan, aunque nuestro interior nos dicte que no somos la pieza que falta en ese puzzle.
Grafología frente al sesgo de deseabilidad social
Y aquí es donde interviene una de las grandes ventajas de la grafología como técnica de selección de personal: deja de lado todo lo consciente, lo subjetivo, lo deseable, para descubrir sólo lo inconsciente, lo objetivo, lo que no se puede enmascarar, la esencia en bruto del ser humano que escribe.
La grafología deja al descubierto el sesgo de la deseabilidad social e inclina la balanza hacia cómo la persona realmente es, y no hacia cómo quiere que la vean. Por decirlo alto y claro: la grafología desnuda a la persona, la deja literalmente “en pelotas” en cuanto a su auténtica forma de ser.
Ya puedes poner que te encanta trabajar en grupo, si tu escritura te delata como una persona independiente y que prefiere mil veces el trabajo autónomo antes que las relaciones interpersonales o de equipo.
Ya puedes poner que eres muy comprometido, si en tu escrito dejas ver falta de constancia, total ausencia de responsabilidad y altos índices de inestabilidad e inconformismo.
La directora de recursos humanos de la que os he hablado al principio pudo tapar los huecos de dudas que los tests psicológicos habían dejado sobre la personalidad del candidato.
En efecto, les había engañado.
Las contradicciones que surgían en los baremos de los tests y en la escala de control de la deseabilidad social se inclinaban hacia el engaño y la mentira. Por supuesto el candidato fue descartado después de haber invertido tiempo y dinero en una consultora externa para que pasara las entrevistas y la interminable batería de tests.
No pasa nada por probar
Con esto quisiera concienciar a las consultoras de RRHH y a las empresas sobre las bondades de la técnica grafológica como herramienta objetiva y fiable en los filtros de selección. El candidato puede poner conciencia en la entrevista, puede entrenarla incluso. También puede poner conciencia en los tests de personalidad y contestar conforme a lo que se desea de él, pero jamás podrá engañar al grafólogo. Antes o después será descubierto y despojado de su antifaz.
Creo sinceramente que muchas empresas deberían probar esta técnica. Simplemente probar, a ver qué pasa. Me juego el cuello a que se sorprenderán y sobre todo se ahorrarán muchos disgustos, decepciones, tiempo y dinero, y se dirán a sí mismas “¿Por qué diablos no probé esto antes?”.
Puedes solicitar tu filtro de candidaturas o la evaluación de candidato o candidatos a un puesto escribiéndome a sandra@sandracerro.com o a través del formulario de contacto en esta web.
También formamos a grafólogos especialistas en selección y gestión de recursos humanos en un curso completísimo avalado por la Universidad a Distancia de Madrid, y que se imparte en su campus virtual: Curso Experto Universitario en Grafología empresarial, aplicada a selección y gestión de Recursos Humanos.
Muchos responsables de RRHH de empresas y consultoras ya han hecho este curso y nos están recomendando. ¡Aún estás a tiempo de inscribirte a nuestra próxima edición!
Sandra Cerro – Grafóloga y perito calígrafo
Directora y profesora del Curso Experto universitario en Grafología empresarial, de la UDIMA.
Sandracerro.com
También puedes ver este contenido en video, en el canal de Youtube de Grafología Sandra Cerro ¡Suscríbete al canal para estar actualizado con nuestras nuevas publicaciones!