No es infrecuente que nos consulten a los grafólogos casos relacionados con alteraciones emocionales o del estado anímico que puedan ser indicio de patologías. Estos estudios grafológicos son sumamente delicados y para realizarlos, no sólo se precisa de un número adecuado de muestras gráficas tomadas en distintos momentos de la vida del escribiente, sino también que estas sean completas y tengan suficientes grafías. Conviene también acompañar el estudio de una entrevista personal al examinado por parte de un especialista, a fin de indagar en los hechos sobre los que la escritura está delatando posibles conflictos.

Requisitos para la toma de la muestra

El texto ha de ser completo y contar con suficientes grafías. Para poder disponer de suficientes grafías en nuestro análisis, el evaluador ha de exigir que el escribiente realice un manuscrito completo, con una extensión de al menos una carilla de folio y necesariamente firmado al pie.

El folio ha de ser completamente blanco, sin pautar (sin rayas ni cuadritos, ni márgenes delimitados). El texto puede ser libre o una redacción de temática sugerida por el evaluador. Lo importante es que tenga suficientes grafías como para poder analizar sobre ellas todos los parámetros grafológicos: tamaño, forma, dirección, inclinación, velocidad, presión, orden y cohesión.
Conviene también recopilar cartas, escritos, apuntes, en definitiva, otras muestras gráficas que el examinado haya realizado en otros momentos de su vida y, sobre todo, en los cuatro o cinco años anteriores al estudio.
Muchas veces, el mero hecho de escribir, puede resultar muy terapéutico para personas sin síntomas de tristeza o ansiedad, ya que, al proyectar sus emociones sobre el papel, pueden sentir que las están liberando y soltando el lastre que las oprime. No obstante, el evaluador-grafólogo no va a basar su examen tanto en el estudio del contenido del texto, como en la forma, ritmo y demás parámetros de las grafías.

Zonas gráficas de observación y estudio

Una vez que el grafólogo-evaluador tiene el texto completo entre sus manos, debe fijarse en las siguientes zonas del folio que justifican el hecho de que se deba exigir siempre un folio completo:

Consciente e inconsciente

El comienzo del escrito, es decir, la zona superior-izquierda, es la más rica en contenidos conscientes. En esta zona, el escribiente pone más conciencia e intención en lo que está escribiendo. Puede incluso forzar un estado anímico o emocional que realmente no tiene. Pero no va a poder disimularlo por mucho tiempo. A medida que avanza en el escrito, ese estado de conciencia se relaja, la escritura se automatiza y es entonces cuando aflora el inconsciente. Por tanto, la zona inferior-derecha del escrito será la más rica en elementos inconscientes. Es en esta zona donde aparece el verdadero ser, la verdadera personalidad, el ánimo real, las emociones verdaderas, que no se pueden contener ni simular conscientemente.

Texto escrito y blancos en la hoja

El folio en blanco representa el mundo en el que el escribiente se proyecta. El texto escrito representa al escribiente siendo, moviéndose, sintiendo y relacionándose en ese pequeño mundo representado por la hoja. La personalidad se plasma tanto en la proyección escrita como en los espacios que quedan en blanco. Éstos serán especialmente reveladores de signos tales como ansiedad, angustia vital o miedos, y mucho más si se manifiestan en la zona derecha (zona inconsciente). Existen dos tipos de blancos en la hoja:

  • Fantasmas: lagunas en blanco en el margen derecho producidas por el retranqueo repentino del texto, y que son un claro signo de miedo injustificado, neurosis y ansiedad.

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  • Pasillos o chimeneas: corredores en blanco provocados por la coincidencia de blancos en varios renglones. Son signo de ansiedad pero se considera más leve que los fantasmas.

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Lapsus calami

Un estudio de grafología emocional permite detectar posibles lapsus calami en el escrito que sean delatores de palabras clave en las que puedas estar la causa de un posible conflicto anímico o emocional. Este tipo de estudio se basa en la máxima de su creador Curt A. Honroth “Duda la mente, tiembla la mano”. Los lapsus calami pueden manifestarse con escritura atormentada, temblores, tachaduras, palabras torsionadas, lapsus de cohesión, disminución de tamaño o de presión, etc.

Texto y firma

El texto y la firma siempre deben interpretarse en conjunto ya que retratan aspectos de la personalidad indisolubles. El texto representa al Yo aparente, al Yo ideal, social y profesional. En cambio, la firma revela datos sobre el Yo más íntimo, familiar y personal; el Yo real y auténtico. Por ello, firmas descendentes, tachadas, complejas o envueltas en muchas capas, pueden estar manifestando conflictos emocionales, complejos, temores e inseguridades en el escribiente.

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Rasgos principales de la escritura que reflejan tristeza profunda o estados depresivos

– Renglón descendente (tristeza, abatimiento), con tendencia de caída acusada (indicio de depresión)
– Firma descendente
– Presión floja o variable
– Palabras caídas
– Finales de letra hacia abajo
– Velocidad lenta
– Conjunto descuidado o desorganizado
– Escritura atormentada

Grafología, caso práctico 1. Tristeza profunda

Se puede observar cómo en la zona superior los renglones son rectos. Pero, a medida que avanza el escrito, el descenso se va manifestando y haciéndose cada vez más acusado. ¿Esto qué está indicando? Que el escribiente está intentando controlar conscientemente un estado anímico de tristeza profunda que sólo aflora cuando la escritura se va automatizando a lo largo del folio y que se revela completamente en la zona inferior o inconsciente.

grafología de la tristeza

Grafología, caso práctico 2. Alteración emocional previa a suicidio

La poetisa argentina Alfonsina Storni es conocida por su romántico suicido. Se fue internando en el mar lentamente, con los bolsillos llenos de piedras, tal y como entona la cantante Mercedes Sosa, en su canción “Alfonsina y el mar”.

grafología Alfonsina Storni

Ésta es la última carta que se conserva de ella. En el manuscrito se aprecia claramente una escritura atormentada, con renglones de inicio descendente que intentan remontar pero que inevitablemente vuelven a caer. El símil es una montaña rusa: las emociones a flor de piel y un estado depresivo manifiesto, fruto de la enfermedad y la desidia vital, que trata de disimularse.
Se aprecian también desgastes en la presión debido a la pérdida de fuerza emocional, física y volitiva ocasionada por la tristeza sumada a la neurosis y al cáncer que padecía.

Sandra Cerro – Grafóloga y perito calígrafo

sandracerro.com

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