Si hay un profesional que necesita tener un conocimiento integral de las personas con las que trabaja es, sin duda, el cazatalentos (o headhunter). La caza del talento no significa solamente buscar perfiles específicos para ocupar un determinado puesto en la empresa cliente, sino además hallar en ese perfil un talento único, una faceta perfectamente distinguible, una cualidad inigualable. Para esto, es preciso contar con cualidades como la intuición, la observación, la capacidad de análisis y buenas dosis de astucia. También necesita tener una buena formación no sólo en el área de selección de Recursos Humanos, sino también en técnicas del conocimiento humano que no sólo sean eficaces sino que además sean infalibles en la búsqueda y caza solo de los mejores.

Sumergirse en la escritura

La grafología ha sido, en las últimas décadas y sigue siendo hoy, en la actualidad, una gran aliada para estos profesionales. En las últimas ediciones de nuestro Curso Experto Universitario en Grafología empresarial, que impartimos en la Universidad a Distancia de Madrid UDIMA, hemos tenido una considerable demanda de formación por parte de este tipo de profesionales, cazatalentos que quieren conocer esta disciplina imprescindible para la selección del talento e integración del capital humano en la empresa.

A través de un texto manuscrito suficientemente extenso y acompañado de la firma del candidato, al grafólogo cazatalentos se le abre una ventana luminosa hacia las competencias más destacadas de los candidatos, sus cualidades óptimas, sus puntos fuertes y débiles, su tipo de talento, su nivel de emotividad y también, por supuesto, hacia la personalidad global, más inconsciente y menos superficial de los postulantes.

Como decía John Dryden, “los defectos, como las pajas, sobrenadan en la superficie; quien desee encontrar perlas, debe sumergirse”. Y sí, el grafólogo es un buceador sin igual capaz de llegar a los abismos de las profundidades de la personalidad humana. Pero os estaréis preguntando, ¿cómo lo hace?

El grafólogo en las profundidades

Un grafólogo no necesita ver al candidato, no precisa conocer sus antecedentes, su biografía o su currículum. Esto es una de las ventajas de la grafología, ya que resulta una prueba sumamente objetiva y completamente ajena a los halos subjetivos de las entrevistas personales o a la deseabilidad social manifiesta en los tests psicológicos al uso. A través del manuscrito, el candidato expone su alma, sus secretos más inconscientes, su personalidad verídica, real y auténtica, sin máscaras, al buen grafólogo que se sumerja en él.

A través de una profunda labor de análisis, estudiando múltiples parámetros gráficos e integrando estos después en el conjunto del escrito, el grafólogo puede proporcionar un retrato global, como si del reflejo de la imagen del postulante en el espejo se tratara. Esta constituiría una primera fase del proceso de examen grafológico: el retrato robot, la personalidad global, con sus luces y sus sombras.

En una segunda fase, el grafólogo se atiene al tipo de talento concreto, las competencias generales y específicas y las cualidades concretas de personalidad que la empresa cliente está buscando en esa caza enfebrecida por encontrar al mejor de los mejores. Es la fase del “patronaje”, del diseño de ese traje a medida que sólo le puede valer a quien cumpla al dedillo con la descripción detallada de ese puesto soberano y único. Aquí es donde el grafólogo afila los colmillos y saca las garras para cazar a su mejor presa, para encontrar en las profundidades a la perla más especial y delicada, y sacarla a la superficie.

Tras la primera fase de observación y examen grafológico global, y la segunda de selección del candidato más adecuado a los requerimientos del puesto, llega la tercera fase: la elaboración de un informe escrito detallado y puntual de todo el proceso de abordaje de la personalidad íntegra, a nivel personal y profesional. El informe grafológico es el retrato del alma del candidato, de lo visible y lo invisible, de lo manifiesto y lo inefable de ese alma, a la que ninguna otra prueba psicológica puede llegar con tanto detalle y veracidad.

Llegar más allá en el conocimiento de la personalidad

Por mi experiencia profesional de más de quince años, abordando y trabajando las bondades de la grafología de empresa, es gratificante comprobar, al final del proceso, el feedback de las empresas clientes al cotejar el informe grafológico con sus otras pruebas de reclutamiento y selección. Los comentarios generales son “llega mucho más allá”, “jamás pensé que arrojaría tantísima información”, “el candidato ha quedado completamente al descubierto”… Y es que es extraño el abismo de la personalidad al que no pueda acceder el grafólogo.

Sandra Cerro – Grafóloga y perito calígrafo

sandracerro.com

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Leer también: Así actúan los cazatalentos (Un artículo de Ramón Oliver para El País, 24 de abril 2016)