Con este artículo y vídeo quiero poner el foco sobre una práctica profesional en grafología que, aunque afortunadamente aún no es frecuente, sí que es cuestionable y, sobre todo, preocupante. Me refiero a la elaboración de informes grafológicos automatizados a través de programas o softwares que están vendiendo algunos de mis colegas, a los que, con todos mis respetos, debo dedicar esta crítica.
Algunos grafólogos con pretensiones de dotar de un carácter más científico o quizás con intención de adaptar a las nuevas tecnologías la realización de informes grafológicos, no hacen más que distorsionar la esencia artesanal y personalizada de nuestra disciplina. Porque sí, la grafología fue en su origen, lo sigue siendo y será una labor artesanal, dedicada y estrictamente personalizada de análisis del ser humano, y no puede ser de otra forma.
Las razones en las que baso mi opinión son las siguientes:
1ª- Un informe grafológico no puede nunca realizarse sobre un manuscrito escaneado o fotografiado como los que utilizan los profesionales que automatizan este tipo de estudios.
Al analizar la grafía sobre soportes digitalizados perdemos información importantísima como puede ser la observación de la presión del escrito, el tamaño original de las grafías, las proporciones de los márgenes, entre otros detalles.
Un análisis sobre soporte digitalizado siempre va a ser muy parcial y no podrá revelar aspectos fundamentales del temperamento humano como pueden ser, por ejemplo, la agresividad, la fortaleza de temperamento o incluso la detección de determinadas patologías. Esto por ser breve, porque aquí podría detenerme mucho más.
2ª – Los informes automatizados arrojan resultados prerredactados, con frases-molde, que son iguales para todas las personas que cumplen los mismos rasgos de personalidad. Los informes salen, por así decirlo, troquelados. El texto lo conforman frases repetidas, idénticas en unos informes y otros, cortadas con un mismo patrón como prendas prêt-à-porter. Lo que esto provoca es una despersonalización total del cliente que ha encargado el informe, de la propia persona cuya personalidad se analiza.
El argumento de los colegas que realizan este tipo de prácticas es que así pueden realizar informes más rápido, en menos tiempo ¡Claro! ¡Das a un botón y te sale un churro de frases que has adjudicado a los distintos rasgos de personalidad y aparecen ahí, como una lista impersonal de datos, sin ningún estilo ni cuidado en la redacción final. Y a esto lo llaman un informe grafológico rápido y moderno.
A mí, personalmente, como profesional seria que soy –o al menos pretendo serlo – de la grafología y de la buena redacción, esto me parece una absoluta aberración. Y no sólo eso, me parece una falta de respeto hacia el cliente que ha aportado una escritura única; igual de única que su personalidad y que lo único que recibe son las mismas frases que ya han sido de antemano redactadas para todos. Hacer esto supone dar al estudio de la personalidad humana la categoría de un corte prêt-à-porter cuando en realidad debe considerarse un traje de diseño de alta costura, exclusivo y hecho a medida.
3ª- Los matices de la personalidad se pierden completamente en este tipo de informes. Cualquiera que esté especializado en alguna de las ramas del conocimiento del ser humano sabe que la personalidad no es blanca o negra, sino que goza de una amplísima escala de grises entre medias.
Por lo tanto, no podemos analizar la personalidad asignando meros valores cerrados a cada uno de los rasgos gráficos, sin tener en cuenta otros gestos gráficos que puedan apoyar, incentivar, rebajar o suponer un importante matiz al rasgo concreto que estamos analizando. Por ejemplo, una escritura ascendente no siempre significa estado anímico alegre; también se un rasgo de motivación, también puede ser ambición o simplemente deberse a que la persona ha inclinado la hora sobre la que escribe condicionando así la dirección de las líneas.
Automatizando los informes ¿dónde queda el análisis de los matices?, ¿en qué lugar dejamos la consideración, tan importante además, de toda esa escala de grises que condicionan los rasgos de temperamento, los valores, las aptitudes y nos hacen humanos?
La grafología surgió en el siglo diecinueve y ha evolucionado muchísimo hasta nuestros días. No hace falta forzar su actualización a las nuevas tecnologías para que los grafólogos de hoy seamos más científicos o más modernos, o más tecnológicos ¡Dejémonos de bobadas! La escritura es un ente vivo como la persona a la que enteramente retrata.
La escritura se mueve, cambia, es dinámica, vibra. No es siempre igual.
En la personalidad humana intervienen factores estructurales (fijos) y también coyunturales (temporales o condicionados). Las letras humanas no son todas idénticas como las tipográficas que escribe un ordenador, por lo que no se pueden medir con exactitud y sacar de ellas porcentajes de píxeles, ni medidas generales de las que luego se saca una media, ni otras tonterías que se oyen y ven por ahí.
Siempre insisto mucho a mis alumnos en que sepan respetar la artesanía, la dedicación, la personalización y la exclusividad que conlleva la realización de un informe grafológico, tanto en la fase de análisis como en la de redacción. ¡Lleva mucho tiempo y trabajo, claro que sí! Pero es que nuestro trabajo profesional consiste en eso y nuestro cliente, el que confía en nosotros y paga su informe, no merece otra cosa.
Ese cliente tiene una personalidad única, diferente a la de otras personas, y su informe debe ser igualmente diferente, único y personal. Dejemos las maquinitas para otros menesteres y seamos profesionales, que para remover y cortar la masa de los churros ya están los churreros
Creo que he cumplido con mi pretensión de ser clara, concisa y sobre todo muy crítica con este tipo de prácticas que no comparto en absoluto por las razones que arriba he expuesto. No obstante, quedo abierta a cualquier comentario o apreciación, que puedes dejar, lector, en la sección “comentarios” aquí abajo en este Blog.
Sandra Cerro – Grafóloga “tradicional” y Perito calígrafo
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Escríbeme a sandra@sandracerro.com o a través del formulario de contacto de esta web. Estaré encantada de asesorarte y darte presupuesto sin compromiso.
¡Hola Sandra, buenos días! Muy interesante la crítica, aunque difiero parcialmente. La grafología, como toda ciencia, debe avanzar y ayornarse a las nuevas tecnologías. Muchas técnicas proyectivas gráficas están automatizadas, como el Test de Luscher o Elige tu Propio Árbol, incluso Persona Bajo la Lluvia. Claro que la personalidad es única e individual, pero justamente la ciencia se encarga de clasificar y definir, sabiendo de antemano que el hombre es, como tal, una unidad indivisible, en el cual el todo es más que la suma de sus partes.
Por último me gustaría advertir, que conozco dos técnicas por computadora que son muy útiles, y pueden prescindir del género presión. Una es la técnica de visión por computador que está desarrollando Rodrigo de InstitutoGraphos en Chile. Y la otra es la Grafología Físico-Matemática que desarrolló Leonardo Lembo en Argentina. Tuve la oportunidad de estar en contacto con ambas, y los resultados que arrojan son igual de precisos y válidos que el análisis tradicional de la escuela francesa.
La verdadera decisión de realizar un informe único, para una persona única, que atraviesa un momento único, es del grafólogo que va a plasmar toda la información obtenida, de forma organizada en un informe. Considero que el hincapié debería hacerse en la redacción, y no en la técnica.
¡Muchas gracias!
Hola, Fede! Gracias por tu comentario. Discrepo con tu opinión, pero la respeto profundamente. Personalmente considero que las técnicas proyectivas dejan de ser proyectivas desde el momento en que se digitalizan. No es lo mismo que la persona dibuje un árbol, con su propio estilo y matices, proyectando su personalidad de forma efectiva y directa, a que elija de entre una selección de dibujos un árbol prediseñado. Esto, desde luego, no lo comparto en absoluto. Lo mismo sucede con la grafología. El trabajo con los manuscritos originales es imprescindible y, en ningún caso, por muy buen programa que se utilice, se va a poder detectar la presión del escrito ni los sesgos que pueda producir un determinado útil de escritura, que sólo se aprecian sobre el manuscrito original, observado con técnicas de ampliación óptica e iluminación adecuadas.
Creo que los colegas que mencionas, por su intención de ser modernos, están desvirtuando la esencia misma de la Grafología. Ya debatí con el señor Lembo que Grafología y Matemáticas son palabras incompatibles; y sigo pensando lo mismo. Con respecto al programa que ha diseñado Rodrigo Farías, mi opinión está en este artículo y video.
No obstante, está bien abrir debate sobre esto porque me parece muy interesante recabar opiniones y críticas, siempre que éstas sean respetuosas y constructivas como la tuya 🙂
Estimada Sandra. Estoy más de acuerdo con Fede. Creo que uno de los problemas pasa por los «no se puede» o el creer que lo «artesanal» es «esencial» y exclusivamente como se debe hacer. Poder, es obvio que se puede. Y cómo se debe hacer, no hay disposición taxativa. Está claro que a usted le gusta lo artesanal. Le propondría que propiciara un encuentro con colegas que trabajen en forma artesanal sobre los mismos manuscritos y también con diversas alternativas de automatización. Luego podrán evaluar los resultados: calidad del informe, tiempo invertido, comparabilidad de informes de distintos candidatos al mismo puesto. Toda esta temática es opinable, pero también es verificable. Comparto una experiencia reciente. Iniciada la cuarentena por la pandemia, necesitaba realizar varios estudios grafológicos para el mismo perfil de puesto. Al no poder realizar entrevistas personales y para evitar que los candidatos se expusieran a contagios llevando los escritos a las oficinas de correo, les pedí que me los enviaran escaneados o fotografiados. Utilicé para realizar la tarea un sistema semiautomatizado de mi propio diseño, tanto para el análisis como para la redacción de los informes. Cuando, conforme a las posibilidades de cada persona, me alcanzaron los originales, volví a realizar la tarea. Si bien los recuentos de trazos arrojaron diferencias entre originales, escaneados y fotos, la envergadura de las mismas, merced al auxilio de las matemáticas, me permitió verificar que los perfiles personales estaban tan preservados en las copias como en los originales. La base del trabajo incluye más de 200 trazos y aproximadamente 35 competencias. Todo ello sin olvidar que merced a los aspectos automatizados y a las matemáticas, la comparación de los perfiles entre candidatos, se ve también facilitada. Espero que mi comentario le sea útil
Estimada Silvia, cuando emito mi opinión sobre un tema es porque ya está muy contrastado. Durante la pandemia también he tenido que trabajar obligatoriamente con documentos escaneados, y siempre he manifestado en los informes que, algunas de las conclusiones, no eran del todo fiables al no poder contrastar con el original. La presión, el tamaño, el recorte de los márgenes y el útil de escritura utilizado por el candidato no se pueden determinar por medios digitales nunca, por muy alta resolución de escáner que tengan. Los resultados de los informes pueden ser muy similares si se comparan los realizados sobre manuscritos escaneados y sobre originales, pero siempre hay matices que inclinan la balanza a favor del trabajo sobre el original.
Que se puede hacer ¡claro que se puede!, pero ¿se debe siempre y en cualquier circunstancia? No, no se debe, si se pueden conseguir los manuscritos originales. Y, si se hace sobre formato digital, se debe indicar una cláusula en la que se exponga expresamente que algunos rasgos de personalidad no son determinantes al no haber sido contrastado el manuscrito original. Al menos esto es lo que hacemos en España y lo que transmitimos a nuestros alumnos para que no se dejen engañar por formas de trabajar rápidas pero de deficiente fiabilidad.
Gracias por comentar. Es interesante compartir posturas aunque sean contrarias 🙂
Estimada Sandra, así como no podía estar de acuerdo con su nota original, si puedo estarlo con su última respuesta. Saludos
Estimada Sandra.
En la práctica, buena pate de los estudios grafológicos se emplean fundamentalmente como un elemento más de criterio en los procesos para la selección de personal en los Departamentos de Recursos Humanos.
En este sentido, son muy útiles los procesos que automatizan buena parte del análisis como el Análisis Integrativo junto al software Grafometrics que desarrolla Rodrigo Frias desde Chile. Yo me he especializado en Grafología a través de su Instituto Graphos y los resultados son sorprendentes y sobre todo efectivos.
Y en cuanto a los «inconvenientes» frente al «grafoanálisis artesanal», sabes que la «Presión» o la «Velocidad» (éste parámetro a también es importante y no la citas… ¿Cómo la evaluas cuando no estás presente durante la creación del manuscrito?) pueden deducirse a través de determinados rasgos escriturales de distintos parámetros y su «precisión» es lo suficientemente concluyente como la que se pueda obtener por observación de un escrito original.
El sistema que aplica de Rodrigo Farias permite obtener información ágil, sistemática, muy completa desde distintos puntos de vista y absolutamente estructurada por diversas áreas de interés para el intersado.
La «redacción» siempre se puede personalizar sobre a base del informe obtenido. Creo que cada uno teneis vuestro nicho y es bueno explotar las ventajas en cada caso.
Personalmente, aunque valoro el romanticismo de los inicios de la Grafología en el s XIX, considero, no solo útl y práctico, sino imprescindible, los sistemas informatizados como el del Grafoanálisis Integrativo y Grafometrics de Rodrigo Farias.
Feliz Año 2023
Buenos días, Gabriel! Agradezco tu comentario pero debo discrepar. La automatización de los informes tiene muchísimas carencias. Conozco el sistema de Farias y, sinceramente, me parece incompleto y deficiente. Elimina por completo todo el dinamismo natural que tiene la escritura y que acompaña a la personalidad emocional del ser humano. No somos máquinas, el ser humano y su personalidad son dinámicos, activos, agentes, cambiantes, y eso un software no lo puede medir por muy científico, moderno y puntero que pretenda ser. Creo sinceramente que el día en que automaticemos el análisis grafológico, morirá la grafología. Por experiencia propia y por conocimiento personal de ese tipo de programas, abogo por la grafología tradicional, la que estudia a la persona en su integridad, de cerca, con todo su movimiento y sus emociones, no creo en la grafología mecánica, inerte y robotizada, que además incurre en muchísimos errores de interpretación porque se pierde los matices particulares e idiográficos de la personalidad. Tiene que haber opiniones para todo y la mía es esta, tal cual la plasmo en la crítica de mi video. De todas formas, en el trabajo con empresas en selección de personal, al menos en España están rechazando estos softwares porque, como decimos por aquí, «tienen más fallos que una escopeta de feria». Serán muy rápidos, pero son un fracaso en cuanto a precisión y al estudio complejo de la personalidad. Un saludo