Cuando explico grafología a mis alumnos, suelo hacer mucho hincapié en que, a pesar de que la grafología es una técnica con base científica, tiene también una importante faceta intuitiva y empática con una fuerte carga simbólica.
Cuando contemplamos el arte en un cuadro, una escultura o una obra arquitectónica, siempre hay un pálpito en nuestro interior que nos transmite un mensaje psicológico o emocional que, normalmente, tiene mucho que ver con nuestra forma de ser y con nuestra forma de sentir. Admiramos aquello con lo que nos sentimos identificados de alguna forma.
Pues bien, cuando ejecutamos nuestra propia escritura o contemplamos la escritura de los demás, nos pasa lo mismo: nos traspasa un mensaje, nos envuelve una intuición y simpatizamos más o menos con esa grafía en la medida en que nos sentimos más o menos identificados con ella.
En este artículo y el video que lo acompaña pretendo acercaros a la grafología de una forma intuitiva, sin entrar en su compleja técnica, para iniciaros en la forma de mirar un escrito desde esa perspectiva empática y casi pictórica de la que os hablo, a través de la identificación de símbolos.
A ti que estás leyendo esto te recomiendo visualizar el video que acompaña a este artículo porque en él verás todas las imágenes y representaciones artísticas a las que me refiero en este artículo.
Empecemos:
El minimalismo de la escritura sencilla
Describimos y clasificamos como sencilla a la grafía ausente de adornos, a aquella que respeta la estructura caligráfica básica dotándola de una cierta personalización pero ausente de elementos accesorios en las letras.
Esta escritura nos habla de sencillez, de estilo minimalista, de sentido práctico, de total ausencia de vanidad y poco esmero en las banalidades. Es propia de personas pragmáticas, prácticas, que van al grano de las cosas sin perderse en bagatelas.
Este tipo de escrituras nos recuerdan al estilo artístico minimalista. Te enseño a compararlo con esta muestra ¿No te transmiten el mismo mensaje ambas imágenes?

Casa Fababu (Valencia)[su_spacer]
La vanidad en la escritura ornada
En el polo opuesto, encontramos la escritura ornada, aquella que presume de ostentosidad y que añade suntuosos adornos a sus grafías. Esta escritura representa el orgullo, la vanidad y a veces también la excentricidad y la extravagancia. Su significado se acentúa si los adornos gráficos se acompañan a mayúsculas sobreelevadas o al cuerpo central sobrealzado de las letras, gestos ambos que manifiestan el orgullo, la altanería y la sobrevaloración del ego.
Me gusta comparar estas grafías con la pomposidad en la vestimenta y el arte del siglo XVIII, porque el símil resulta extraordinariamente llamativo.
El protagonismo en las letras sobrealzadas
En la actualidad, cuando alguien quiere darse protagonismo y busca engordar su ego, hace postureo o sube un post declamando sus virtudes y logros en redes sociales. En la edad media y algunos siglos posteriores, para hacer lo mismo, se construían un castillo.
El poderío y la magnificencia del castillo se reflejan, en la escritura, con las mayúsculas altas y el cuerpo central de las letras sobrealzado. Estos gestos demuestran el orgullo de la propia valía, la altanería, esa forma particular de estirar el ego para sobreponerlo por encima de los demás.
Tendencias espirituales en las hampas altas
Denominamos “hampas” o “crestas” a la zona superior de las letras que se desarrolla en la “b”, “l”, “h”, “f” y “d”. Esta área del escrito se identifica con el mundo de las ideas, el pensamiento, la creatividad y también con las tendencias espirituales y místicas.
Para visualizar este gesto de una forma clarísima no he encontrado mejor ejemplo que las agujas apuntadas de las catedrales góticas en su esmero por alzarse hacia lo alto para alcanzar a Dios.
La escritura proyectada y el logro de metas
Si escribimos de izquierda a derecha, no es difícil entender que nuestros pasos se dirigen hacia el margen derecho, con mayor o menor ímpetu, con mayor o menor entusiasmo o incluso sumando al gesto una cierta medida de ambición por el logro. Las metas, los objetivos están a la derecha y nuestro avance hacia ellos se demuestra en escrituras inclinadas, con la puntuación avanzada, con gestos proyectados y progresivos hacia esa zona.
Si al gesto dextrógiro sumamos velocidad y continuidad, obtendremos un empuje dinámico y perseverante. Si sumamos un ligero ascenso al renglón nos proyectaremos al entusiasmo, a la ilusión e incluso a la sana ambición.
No hay más que echar un ojo a las firmas de deportistas de élite para encontrarnos con estos gestos gráficos que aúnan inclinación + proyección + velocidad + líneas ascendentes.

Autógrafo de Jessie Owens
La escritura confusa y las mentes descolocadas
Para terminar con los ejemplos pictóricos que nos revela la grafología, un pequeño homenaje a esas mentes descolocadas que, en un sentido negativo, consideramos locas y, en sentido positivo, valoramos y admiramos como geniales y creativas.
La anarquía y el desorden imperan en estos escritos. La pluma vuela libre al dictado de las mentes aturdidas, bullentes, fantasiosas o desquiciadas que parecen no haber encontrado su lugar en este mundo. Son grafías que traducen confusión mental, creatividad canalizada en genialidad si bien rayando, a veces, la patología mental. ¡Qué difícil es muchas veces diferenciar al genio del loco! Dos ejemplos muy claros los tenemos en las cartas de Salvador Dalí o Pablo Picasso.
Podría seguir con más ejemplos, pero no quiero extender demasiado este artículo para no cansar al lector. Mi pretensión creo que está de sobra cumplida y que he conseguido asimilar, de la forma más gráfica posible, el simbolismo de nuestra escritura y el fiel retrato que de nosotros hace con esos estilos pictóricos, tan cercanos a nosotros y que nos resultan tan familiares.
Y es que la simbología gráfica está en todas partes. Nosotros sólo proyectamos sobre el papel aquélla que nos retrata de forma inconsciente pero, si miramos a nuestro alrededor, podremos verla e interpretarla en cualquier rincón donde haya quedado impresa la esencia del ser humano.
Sandra Cerro – Grafóloga y perito calígrafo
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