Pocos personajes de la Historia pueden presumir de poseer una personalidad tan compleja e inabarcable como Napoleón Bonaparte. Fascina como hombre. Seduce como genio y estratega. Conmueve por la sensibilidad del galán enamorado que fue. E inspira por ser uno de los líderes más carismáticos de todos los tiempos.

Os invito a conocer, a través de grafología, la extraordinaria personalidad de quien tuvo a toda Europa en la palma de su mano y consiguió traspasar la memoria de la Historia, primero como leyenda, y después como mito inmortal.

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Napolegón Bonaparte grafología Si algo se debe agradecer a Bonaparte, a favor de nuestra investigación, es lo prolífico que fue en su correspondencia. Se conservan innumerables cartas suyas.

Unas por asuntos militares. Otras dirigidas a su familia. Y algunas otras, tan fascinantes como controvertidas, escritas a su primera esposa, Josefina, en las que declara su más ardiente amor.

Las letras de Napoleón no dejan lugar a duda sobre su temperamento apasionado.

Era un hombre extremado en todo, intenso, ansioso. Su cabeza funcionaba como un enjambre de ideas atropelladas. De pensamientos fugaces. De impulsos incontrolados.

Se dice que ordenó trasladar su escritorio a su dormitorio para poder escribir de forma inmediata todas aquellas ideas que acudieran a su mente, y no tener así que retenerlas o arriesgarse a perderlas de camino a su despacho. Dicen de él que incluso escribía mientras tomaba el baño. Su actividad era incesante.

Pensaba y escribía. Dormía poco, nada o a deshoras. Su engranaje mental no dejaba de funcionar ni por un segundo.

Podemos apreciar esta frenética actividad en sus letras.

Grafología de Napoleón Bonaparte

Fuente: Biblioteca Nacional de Francia

Lo primero que nos llama la atención al observarlas es la agitación del conjunto gráfico. La intrepidez y fuga de sus rasgos. La desaforada agilidad en la ejecución del trazo.

Se aprecia una escritura dinámica pero inarmónica, en extremo sofocada. Los trazos se desarticulan en la medida que los pensamientos acuden a una mente que no da abasto para procesarlos. Demasiadas ideas, demasiado rápidas.

He aquí el reflejo del genio intelectual y creativo. De la mente activa y ocurrente. Del espíritu audaz, de las ideas que fluyen a golpe de desenfreno.

He aquí al hombre irreflexivo, con dificultades para tomar decisiones premeditadas, e incapaz de mantener a raya sus emociones y sus impulsos.

Y en medio de toda esa vorágine intelectual, se hace visible la mentalidad del estratega. Se observan sorprendentes lazadas y ligados por la parte alta de las letras, allí donde reside el duende del intelecto privilegiado, del razonamiento lógico, de la visión panorámica del entorno, de la concatenación de ideas, una tras otra y sin tregua.

La inclinación de las letras a la derecha, los gestos progresivos y fugados provocan la focalización del objetivo, la visión ilusionante del éxito en el horizonte, y el impulso voraz hacia su logro.

La dirección ascendente de los renglones, en la mayor parte de sus misivas, son claro reflejo del entusiasmo vitalista y la poderosa ambición de Bonaparte.

La aparición de estos rasgos gráficos delata al líder carismático y orientador. Al líder que guía al grupo y consigue motivarle en pos de una meta ilusionante. Al líder capaz de convencer a los suyos de que es posible alcanzar los sueños y rozar lo imposible con la punta de los dedos.

Napolegón Bonaparte grafología Y es en esa fortaleza y esa férrea voluntad donde reside el espíritu del héroe. Pero un héroe tan potente como voluble. Con un temperamento explosivo e inestable. Con tendencia a bascular entre el entusiasmo más feroz y el más profundo desaliento. Porque, así es, nuestro héroe era un ser extremadamente sensible.

Grafología de Josefina Bonaparte

Uno de los talones de Aquiles de Bonaparte fue su amor por Josefina.

Tanto en el contenido de las cartas que la enviaba como en el trazo de sus letras, se deja ver el hombre apasionado, emocional, dócil y tremendamente celoso. Un hombre necesitado de cariño que trataba de compensar su vulnerabilidad y carencia afectiva con todos los efluvios de poder y magnanimidad que en su faceta militar emanaba.

Esta autoestima mal compensada se aprecia muy bien en la diferencia de tamaño entre el texto de las cartas, y el tamaño de su firma.

En una carta fechada en febrero de 1796, Napoleón se dirige a Josefina en este tono:

¿Cuál es tu extraño poder, incomparable Josefina? Un pensamiento tuyo envenena mi vida, divide mi corazón entre los deseos más opuestos, pero un sentimiento más fuerte, un humor menos sombrío vuelve a ligarme a ti, y me lleva y me conduce, incluso siendo a tus ojos culpable.

Josefina, por su parte, era una seductora melosa y sensual, pero con un marcado fondo de inseguridad.

En su escritura se aprecia su vulnerabilidad y dulzura en el claro predominio de curvas muy suaves. Era una mujer caprichosa, desconfiada, cambiante como una veleta y en extremo ambiciosa. Su apariencia delicada y tranquila contrasta con un temperamento autoritario y contundente, manifiesto, por ejemplo, en las barras de las “t” altas, firmes y aceradas. Con esta combinación de cualidades no es de extrañar que pudiera volver loco a cualquier hombre, y más si éste pecaba de inestable, compulsivo y celoso como lo hacía Napoleón (Ver imagen de la escritura de Josefina en el video)

Napolegón Bonaparte grafología Lo que más atractiva hace a la figura de Napoleón es esa curiosa dualidad entre el hombre glorioso, omnipotente, enérgico y pasional, y el hombre sencillo, práctico y sensible. La virulencia e ímpetu que ejercía desde su posición de mando, contrastaba sobremanera con un temperamento cordial y afable en el trato cercano.

Su presencia imponía y seducía desde el pedestal del poderSu fuerza y tenacidad parecían hacerle capaz de cualquier cosa. Y de hecho realizó exitosas hazañas militares que le convirtieron en el dueño y señor de toda Europa. Pero el Napoleón íntimo, la esencia de su personalidad era otra cosa.

En una de las pocas cartas de Bonaparte conservadas en España, concretamente en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia, el general se dirige a su madre Letizia. Son pocas sus palabras, pero en ellas muestra su enfado por no haber podido visitarla, y se compromete a que, en cuanto su hermana Elisa dé a luz, colocará a su marido en una posición ventajosa. Ésta es una de las contadas cartas en las que vemos el lado más íntimo, familiar y cercano del gran Bonaparte, donde se deja ver el Napoleón más pequeño, lejos de toda su pompa y poder.

Napolegón Bonaparte grafología Napoleón firmaba de varias formas según el contenido de la misiva y el destinatario de la misma, aunque siempre mantiene una máxima: el tamaño de la firma es mayor que el del texto al que acompaña. Es ahí donde se hace notar la autoestima, la confianza en la propia valía y el orgullo del héroe. El ego personal se sobrepone al profesional.

Grafología Firma de Bonaparte

Fuente: Archivo Histórico Nacional – PARES. Portal de Archivos Españoles

El número 711 del periódico cultural “La ilustración artística”, de 12 de agosto de 1895 recogió una extraordinaria colección de firmas de Bonaparte en la que se aprecia una clara evolución desde su época de mayor apogeo, hasta los momentos más flacos de la ignominia y el destierro. (Ver imágenes en el video anexo)

La grafóloga Matilde Ras recogió un estudio evolutivo de la firma del general, en su libro “Grafología”, aludiendo también al progresivo derrumbe anímico de Bonaparte. El deterioro que sufre esa firma, ese ego íntimo y personal maltratado por continuos desvelos y derrotas, es palmario.

Es el retrato del héroe venido a menos. El reflejo patente del ocaso del dios.

Esa firma que se va deshaciendo y deshilachando, que va cayendo hacia el abismo, flaquea acompañando siempre al ánimo de su autor.

Napoleón Bonaparte

Napolegón Bonaparte grafología Lo que endiosa a Napoléon no es su vanagloria. No se aprecia en su escritura ni un ápice de vanidad o narcisismo.

Lo que le endiosa son todas las cualidades que hacen de él un valiente. Un ser temerario y ambicioso pero, a su vez, profundamente humano.

Nadie como él puede ser mejor reflejo del líder motivador y orientador. Nadie como él puede representar en mayor medida la palabra perseverancia.

Su fogosidad y su ferviente ingenio hicieron de él un loco capaz de alcanzar la más alta de las glorias, y descender luego al más profundo de los infiernos. El héroe rozando el cielo con las yemas de los dedos, desde el borde de un abisal precipicio.

Así era. Así vivió Napoleón Bonaparte.

Otros podrán contarnos sus hazañas, palabras y obras. Pero sólo su escritura nos puede relatar sus silencios y desvelar los secretos de sus más escondidas sombras.

Este documental es el Capítulo 1 de la serie LA ESCRITURA DE LA HISTORIA, un proyecto didáctico de https://sandracerro.com, para dar a conocer la Grafología Histórica

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Sandra Cerro

Grafóloga y perito calígrafo – www.sandracerro.com