El rol del profesor ha cambiado mucho en los últimos tiempos. Antes era un ser superior, que tenía que ser admirado y respetado porque su sabiduría se entendía superior a la de sus pupilos. No hace tanto tiempo que el maestro y el médico eran los personajes más importantes de la ciudad o del pueblo. Pero en los tiempos que corren, la idea de la formación y del formador ha cambiado. El profesor encima del pedestal se ha convertido en un sujeto que cansa y que aburre, y los alumnos demandan un profe cercano, que además de enseñarles les motive, y que además de motivarles les divierta.
Muchos de los alumnos que acuden a formación específica, llegan a clase después de estar todo el día trabajando o estudiando y lo que menos quieren es otro profesor al uso que les suelte un rollo patatero. Todos quieren aprender, pero también relajarse un poco y cambiar de aires después de la dura jornada de trabajo. Por ello los profes se deben poner en su lugar y adaptar las clases para facilitar ese aprendizaje + evasión que demandan los alumnos.
Por mi propia experiencia como formadora de futuros grafólogos, quiero aportar unas cuantas claves sobre el nuevo rol de profe que, además de enseñar, motiva y además de motivar, entretiene y divierte, haciendo un guiño a la que ha podido ser una dura jornada.
Adiós a las lecciones tipo persiana
El profesor que limita sus clases a enrollarse como las persianas y vender su sabiduría, mientras los alumnos toman apuntes, ya está pasado de moda. El nuevo profe conoce bien la materia de la que trata, pero también sabe improvisar, salirse del rollo de vez en cuando y tratar de hacer las clases lo más visuales y entretenidas posibles.
Por eso, mostrar una presentación en diapositivas en clase ayuda mucho. Ésta ha de ser una presentación concreta, sin mucho texto, sólo con los puntos más elementales de la lección y con imágenes o dibujos, a ser posible, ya que las representaciones gráficas se fijan mucho más en la memoria que los textos, y ayudan siempre a recordar mejor el texto al que acompañan.
Por otra parte, es mejor que los alumnos no tomen apuntes durante la lección, porque mientras escriben pueden perder el hilo de lo que el profe está explicando. Es mejor que el profe facilite esos apuntes después de la clase, de modo que sean el refuerzo y no el soporte de la lección.
Aparte de esto, fomentar la participación del grupo con actividades, ruedas de preguntas, debates, prácticas o dinámicas grupales, siempre refresca el ambiente y, sobre todo, provoca que la clase sea dinámica y se haga más cortita. Personalmente, como profe, siento una gran satisfacción cuando doy por terminada la clase y algún alumno exclama “¿Ya es la hora? ¡¡Pero si se me ha pasado el tiempo volando!!”
El profe es uno más en el grupo
Cuando el profesor se baja del pedestal, se une al grupo y se muestra cercano, la comunicación se hace mucho más fluida. El profesor no es más listo que los alumnos, sólo conoce más sobre una materia, y debe estar dispuesto a compartir sus conocimientos con generosidad y compañerismo.
Para facilitar ese contacto con el profe-compañero, es recomendable que el aula tenga una disposición circular o en forma de “u”, donde todos puedan verse las caras, cruzar miradas y compartir impresiones, como en una tertulia amigable.
Además, ahora el uso de las redes sociales favorece mucho el contacto –o incluso amistad- entre profe y alumnos también al finalizarse el curso, de modo que el profe puede hacerles seguimiento y acompañamiento profesional, cuando los alumnos lo requieran, sin llegar a romper ese vínculo que, muchas veces, puede convertirse en cercano y muy afectivo.
Un chascarrillo nunca viene mal
El profe que cuenta alguna anécdota animada a sus alumnos, incluso de vivencias propias, se humaniza y hace olvidar al viejo y polvoriento profesor subido en el pedestal y que ha de ser endiosado. Además, los chascarrillos relajan el ambiente, y unas risas de vez en cuando, en clase, favorecen la armonía del grupo.
La empatía es fundamental
La formación ha de ser ecuánime e igual para todos, pero el profe no debe comportarse de igual forma con todos los alumnos porque no todos los alumnos son iguales.
La empatía, esa cualidad tan necesaria para comprender y entender la forma de ser, las circunstancias y las necesidades de cada alumno, es fundamental en un buen profe que se precie de serlo.
Por poner dos ejemplos clásicos: el profe no crucifica a un alumno porque sea tímido y no hable en clase, sino favorece un ambiente donde se sienta cómodo y pueda participar en el grupo a su manera. De igual forma, tampoco ha de dar oportunidad al charlatán para que siempre lleve la voz cantante, sino le retiene con fórmulas comedidas y educadas, para que sea generoso con los compañeros y les deje también participar.
En definitiva, un buen profe ha de saber sacar lo mejor de cada alumno, teniendo en cuenta su forma de ser, su forma y ritmo de aprendizaje, sus ideas y sus circunstancias particulares.
Alguna sorpresa de vez en cuando
No hay nada mejor para acabar el día que una sorpresa agradable. Una actividad o dinámica especial, una merienda, un cambio de roles, un juego, etc, de vez en cuando en clase no son incompatibles con una buena formación; al revés, yo creo que jugando se aprende mucho más, porque las ideas se fijan de forma más visual y se recuerdan mejor. Y a los adultos también nos gusta jugar, divertirnos, hacer algo diferente e inesperado, que rompa con la rutina de siempre y que, a la vez que aprender, nos haga salir de clase y volver a casa relajados y con una sonrisa espléndida en la cara.
Sandra Mª Cerro
Grafóloga y perito calígrafo
sandracerro.com
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Muy buen artículo, sintetiza exactamente lo que le sucede al relator (docente)que necesariamente debe evolucionar junto con los grupos de aprendizaje, como uno más en el equipo de trabajo, ya que todos aprendemos de todos. Yo soy profe en un Instituto de Conductores Profesionales, les hago ver lo grandioso que ellos aportan desde su experiencia y vivencias, es un complementarse permanente, no una situación de enseñanza-aprendizaje en el viejo concepto. Ellos llegan a 4 horas de clase durante 6 semanas luego de su jornada laboral normal, de 9 horas mínimo, y de verdad siento que no les pesa la materia, ya que busco permanentemente la forma de que se involucren, ya que lo importante es lo que incorporan en forma vivencial y no por medio de la memoria, modelo que aun está presente en muchos de mis alumnos, y lamentablemente también profesores. Saludos.
Así debe ser. Gracias por el comentario, Agustina
Un saludo
Sandra
Como Tutor y profesor de Historia/Cívica de alumnos y alumnas de secundaria en Cartavio-Perú; he logrado hacer cada año diversas actividades: organizadores visuales diversos, hacer hablar un poco al que no habla, lograr el respeto entre todos aunque hayan dificultades, presentarme como un ser humano que desea mejorar y que puede tener errores, que con sus disertaciones yo también aprendo, hablamos de los programas de Tv, del terremoto y el incendio en Chile y relacionamos con el tema, analizamos parodias de política, diapositivas con pocas palabras y llamativas con curiosas imágenes/fotos vídeos cortos sobre obras de nuestros alcaldes y que son burla a la comunidad, fábulas, relatos de mi comunidad (paranormal), manejar bicileta juntos un día extracurricular, religión y crítica, pintado y guía de mapas geográficos (algunos alumnos aún no conocen ni su continente), videos caricaturescos sobre el imperio inca y demás civilizaciones, así como no dejarles tarea o dejarles casi nada para su casa como premio por su responsabilidad en aula, etc. Hay más que decir.
No mostrarse como el sabelotodo da resultados muy favorables. A veces sonreir cuando nos dicen tío, papá, mamá por profesor; incluso profesora por profesor jajaja (recuerdan quizá a su maestra de primaria). Son cosas que no se refiere a insulto sino que te ven como a una persona que ellos mismos estiman y por eso llega a salir de ese subconsciente sustantivos menos pensados.
Atte.
Mg. Miguel Núñez Bartolo.
Me encantó tu artículo, habla del perfil del maestro del siglo XXI, soy Lic. en Educación en México, D.F., trabajo en un colegio particular y realmente me identifico con todo lo que comentas y sé que poco a poco lograremos ir cambiando los métodos de la antigua escuela.
Muchas gracias! Un saludo. Sandra
Hola, Sandra! Estoy de acuerdo con tu planteamiento. Comparto la mayoría de los puntos que expones. El problema es cuando te encuentras con alumnos hiperactivos o bien que tú mismo exageres en chascarrillos, juegos u otras dinámicas grupales. Adelante.
Saludos!
Hola Sandra, buenísimo el artículo, definitivamente que hay que cambiar la forma de enseñar, ya los estudiantes no quieren o no están interesados en aprender y es nuestro deber hacer algo para cambiarle esa forma de pensar, Tu artículo es un aporte para los docentes que se interesen en mejorar el proceso de enseñanza y aprendizaje.
eXELENTE NOTA!
Sandra recibe el saludo cordial , estoy de acuerdo con tu artículo , el maestro(a) de hoy ya no debe ser de pupitre; debe ser uno mas que enseña y aprender junto sus estudiantes en forma horizontal , donde los estudiantes se sienta en confianza y que todos participen en la construcción de su propio aprendizaje interactuando con los materiales, estrategias divertidas y significativas practicando la auto evaluación permanente y planteando la mejora en base de sus resultados.
Gracias, Alejandra! Un saludo
Hola Sandra: creo que tienes razón al proponer un tipo de educación más horizontal, donde maestros y estudiantes están más cerca, la confianza y la integración se logra, porque el el maestro así lo propone. Claro que los límites de respeto nunca se deben perder, en las circunstancias que propones, pienso que se los gana. El maestro que sólo expone, en estos tiempos se ha convertido en un profesor aburrido.Si me pongo a pensar en el fútbol, cuanto tiempo habla el entrenador y cuánto practican los jugadores; es evidente que el mayor tiempo se dedica a entrenar a ensayar, el técnico da breves indicaciones y después durante el proceso corrige. Lograr ese nivel de confianza entre docente y maestro es un verdadero reto para el maestro que no está habituado esa forma de trabajo. Pienso que no hay alternativa, el maestro sí o sí tiene cambiar ante las nuevas exigencias de las nuevas generaciones para poder llegar plenamente. Los maestros tenemos que asumir el reto y empezar a trabajar. Un aspecto importante en esta enseñanza más cercana es compartir emociones, vivir la clase, entregarse. Como dice la frase «Quien da recibe». Al final de clase el maestro que satisfecho con deseos de seguir trabajando porque sabe su «actuación» dejó su huella.
Buen día Sandra….Me encantó tu exposición….. ojalá y nos demos cuenta de la importancia que tiene el incursionar al mundo, al ambiente de los niños y/o adolescentes …para luego internarlos al nuestro….se requiere de mucha interacción …un chascarrillo no ocaciona falta de respeto….
Ser mas que un simple transmisor de conocimientos es vital, debemos ser educadores lo que implica acercarse al alumno y apoyarlo, estar cerca de esa persona que necesita un amigo, un compañero, un apoyo; e implica no perder tu posición, eres como educador ejemplo, valores. No eres su cuate, compañero de parranda, no eres su payaso, bufón. Es importante guardar el equilibrio.
Gracias Sandra por compartirnos y enriquecernos con tus ideas. Es verdad. cuan importante es buscar mantener una clase dinámica, interesante y renovada. El tiempo en el que vivimos amerita que mantengamos motivados a los estudiantes para el aprendizaje y no que busquemos animarlos, si inquietarlos para cuestionar y crear nuevos conocimientos o reflexiones renovadas. Un abrazo.
María Isabel Rodríguez
Muchas gracias, Isabel! Saludos
Hola Sandra
Excelente artículo. Soy facilitado de la enseñanza aprendizaje, especialmente con personas adultas, el mobiliario del aula esta dispuesto en U – muy efectivo, se enseña y evalúa con distintos materiales e instrumentos. Y nuestra tarea es mantener un ambiente agradable dentro de la sesión de capacitación. Saludos.
Gracias!! Saludos.
Sandra
Estoy de acuerdo con los valiosos planteamientos de Sandra y los interesantes comentarios que ha generado, ya que por no ser Maestro formal, he aprendido mucho al leerlos.
Desde hace casi 10 años soy instructor en habilidades y capacidades de negocios y ventas para la industria de tecnología de información (es decir, no soy Maestro en el sentido tradicional), y por mas de 20 años he sido gerente de numerosos profesionales de esta industria que han desarrollado exitosas carreras en diferentes empresas y países.
De la experiencia de desarrollar estas dos actividades, la de instructor («trainer») y la de gerente, que tiene facetas importantes como «coach» y mentor, quiero contribuir con la siguiente «mejor práctica» que aplicamos en nuestro medio:
El valor de que al inicio del curso, en conjunto se definan y discutan entre todos los participantes o alumnos cuales son los objetivos de ese curso, que se espera de el mismo y como cada uno de ellos podrá tener un beneficio o provecho como alumnos, así como cuales son las métricas o conceptos de medición o evaluación formales e informales del desempeño individual y del grupo.
Esto permite que cada uno entienda el valor de comprometerse y participar con entusiasmo.
Gracias y saludos
¡Gracias por el comentario! Un saludo. Sandra
Excelente artículo de Sandra. Muchas gracias por compartirlo con nosotros. Estoy de acuerdo contigo y con los amigos que han dado sus puntos de vista. Soy Sub Director de una Institución educativa del nivel secundaro en Lima Perú. Muchas veces nuestros estudiantes buscan encontrar una expresion de cariño, de comprensión y de afecto en sus profesores, por que en la casa o en el hogar no lo tienen. En estos tiempos de mucha violencia y agresividad el maestro debe ser un amigo, un compañero en esta gran aventura formativa. Saludos a todos. 🙂
Muy buen trabajo, sabes?, estoy de acuerdo contigo, nuestro nuevo rol es el de ser un FORMADOR.
Muy buen artículo, felicitaciones