Muy a menudo, cuando nos van a contratar, los grafólogos nos encontramos con el mar de dudas y errores en los que andan perdidas las personas y empresas, que desconocen nuestro trabajo de base, o lo confunden con otras cosas.

No es extraño que nos soliciten un estudio para ya mismo, o que pretendan enviarnos un texto escaneado para analizarlo, o que nos soliciten un estudio grafológico solo sobre una firma…

Estas son sólo algunas de las cuestiones sobre las que, con mayor frecuencia de la deseable, los grafólogos nos vemos obligados a emitir explicaciones acerca de en qué consiste realmente nuestra profesión, y cuál es nuestra metodología de trabajo.

No te líes. Vamos a intentar aclarar algunas de estas dudas.

Para empezar, ¿qué hace un grafólogo? Un grafólogo es un experto en la psicología de la escritura. El grafólogo analiza la personalidad a través de los rasgos de escritura, y emite un informe sobre ello. A diferencia del perito calígrafo, no determina la autoría de manuscritos, ni entra en asuntos de falsificaciones, y, a diferencia del calígrafo, no se dedica a escribir en letra bonita o artística.

Un grafólogo no puede emitir su informe de forma inmediata.

Para realizar el estudio grafológico sobre la escritura del cliente, se siguen pautas fijas, con una metodología de análisis muy minucioso y exhaustivo, que requiere de mucha dedicación y tiempo.

El grafólogo no puede dictaminar sobre la personalidad a simple vista del manuscrito; quizás sí a muy grandes rasgos, pero nunca de una forma veraz y mucho menos completa.

Aparte del proceso de análisis, después se lleva a cabo un proceso de redacción del informe, que también conlleva tiempo y dedicación, para que el cliente pueda quedar completamente satisfecho con nuestro trabajo.

Para poder trabajar de una forma adecuada y profesional, el grafólogo siempre necesita manuscritos originales. No se puede realizar un estudio grafológico fiable sobre textos fotocopiados o escaneados. ¿Y esto por qué? Pues por la sencilla razón de que las fotocopias y textos digitalizados están condicionando aspectos tan importantes como pueden ser la presión del escrito, el tamaño del mismo y los márgenes.

Además, si la fotocopia no es de buena calidad, nos puede velar también algunos detalles sobre la forma del trazo y la cohesión entre letras.

Por esto, el cliente siempre debe enviar al grafólogo su texto manuscrito original por correo postal, o entregarlo en mano.

Muchos clientes se empeñan en solicitar informes solo sobre la firma. Para ellos es más cómodo porque así se libran de escribir un largo texto de una carilla de folio, pero lamentablemente no se les puede satisfacer, de forma eficaz, analizando solamente su firma. Esto es así por dos motivos.

Primero, porque la firma, por sí sola, no suele contener suficientes grafías como para poder realizar un análisis completo. A veces, una firma es tan sólo un visé o firma abreviada, con un garabato simple, y eso no se puede analizar. Si no hay suficientes grafías, no hay análisis que valga.

La segunda razón y muy potente, es que la firma sólo refleja una parcela de nuestra personalidad, la faceta íntima y familiar.

Analizando sólo la firma dejaríamos de lado al individuo en sus facetas social y profesional, con lo que sólo estaríamos valorando una de las caras de la moneda, y no la moneda completa. El análisis grafológico sería, en este caso, muy parcial.

Muchas personas preguntan por los precios de los informes grafológicos. El precio depende del tipo de informe, y suele emitirse presupuestado cuando el cliente lo solicita.

No es lo mismo el estudio grafológico que se realiza para un particular, que el que se trabaja para una empresa.

En los informes de empresa, además, el coste depende del número de manuscritos a analizar (en procesos de selección de RRHH pueden ser cientos), y del tipo de estudio que se esté solicitando. Es decir, el precio irá muy en función del el tiempo y el trabajo que le vaya a llevar al grafólogo realizar el estudio, y más si se le exige un plazo límite de entrega.

En cualquier caso, el asunto del precio corre a cargo del grafólogo que, como profesional libre que es, tiene absoluta flexibilidad y libertad para establecer sus honorarios.

Si como lector de este artículo tienes alguna duda o confusión más sobre el trabajo del grafólogo, estaré encantada de atender a tu consulta. Puedes escribirme a sandra@sandracerro.com.

Sandra Mª Cerro

Grafóloga y perito calígrafo

sandracerro.com

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