Quién me iba a decir a mi que un curioso ratoncillo animado me iba a inspirar un artículo. Un simpático ratón cocinero, el protagonista de “Ratatouille”, me miró fijamente desde el otro lado de la pantalla y me lanzó el mensaje clave:

“Cualquiera puede cocinar”

No hace falta ser un sabio para reconocer que todos nosotros, por el mero hecho de existir, ya somos un pequeño milagro. Alguien me dijo una vez “Cuando te sientas mal, piensa que, de entre los millones y millones que salieron corriendo, tu espermatozoide llegó el primero”. Simplemente por esta primera gran hazaña, todos nacemos héroes y como tales hemos de seguir caminando durante el resto de nuestra vida.

El problema está en que algunos no se reconocen como héroes, y otros tantos, la mayoría de las ocasiones, olvidan que lo son. Para quitarles la venda a los primeros y servir de recordatorio a los segundos, me gustaría hacer un estudio psicografológico sobre la mejor y más valiosa cualidad que hace al héroe total: el afán de superación de uno mismo. De camino iremos tropezando con algunos ejemplos que sencillamente dan fe de que el éxito es un regalo de la vida apto para todos los públicos: para ti, para mi, para aquél otro, para el de más allá, incluso para cualquier ratón que sueñe con ser cocinero…

El héroe dormido

Según Alfred Adler “la vida del alma humana comienza siempre con un sentimiento de inferioridad más o menos profundo”. Es evidente que cuando somos niños, somos y nos sentimos vulnerables y dependientes de los demás, así, durante nuestros primeros pasos en la vida, vamos generando un sentimiento de inferioridad que dejamos anclado como parte de nosotros. El niño, por el hecho de serlo, no tiene conciencia de que nació héroe pero, a medida que va madurando, en el alma de ese héroe dormido se van despertando dos posibles opciones: una es la de seguir con el ancla amarrada al puerto de la inferioridad, y otra es la de levar anclas con el poderoso impulso de la motivación y abandonar el puerto rumbo hacia la consecución de las propias metas y deseos.

Además de como impulso motivacional, el sentimiento de inferioridad también se utiliza a veces como “compensación”. En la vida, es difícil tener desarrolladas nuestras capacidades en todas y cada una de las parcelas personales; de este modo, el afán de superación o superioridad en una de estas parcelas, puede servirnos para compensar el déficit que podamos tener en otras.

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Mulán, por ejemplo, defraudó a su padre y a la casamentera al no dar la talla para convertirse en una esposa sumisa y convencional pero, en cambio, llegado el momento, demostró ser una valiente soldado y consiguió ganar la guerra contra los Hunos y salvar a China, blandiendo una espada con mano de mujer en un mundo de hombres.

Receta para cocinar el triunfo

Detrás de toda esta teoría sobre la superación, de una forma u otra, de nuestro sentimiento de inferioridad original, se encuentran las claves de ese impulso, de ese afán, de ese deseo por alcanzar ese éxito al que todos, sin faltar ninguno, podemos aspirar.

Vamos a practicar entonces la receta para sacar de nosotros mismos el gran y extraordinario héroe que llevamos dentro. El ingrediente principal ya lo tienes: tú mismo. Ahora veremos los aderezos necesarios así como la forma de cocinarlo:

Autoconfianza

Una deliciosa masa de confianza en uno mismo podría ser el lecho apropiado para el ingrediente principal. El primer paso es amasar la conciencia, auto-observarse y auto-aprenderse, saber escuchar los dictados de nuestro corazón, así como tener claros y ser fieles a nuestros valores. Después, macerar durante largo tiempo la fe en las propias posibilidades y la creencia en que éstas son reales y posibles; esto es la fé no sólo en lo que somos, sino en lo que podemos llegar a ser.

Leo Messi

Autógrafo del futbolista Leo Messi

No progresas mejorando lo que ya está hecho, sino esforzándote por lograr lo que aún queda por hacer (Khalil Gibran)

Entusiasmo y pasión

Un buen chorro de pasión es fundamental para aderezar debidamente este plato. La pasión es la sal de la vida. Entusiasmo, energía, entrega, dedicación y ganas, siempre con un torrente de alegría y buen ánimo. Quien pone pasión en lo que hace dobla sus fuerzas y multiplica por mil el impulso de esa querencia o deseo. Además, es éste un ingrediente que no precisa medida exacta, es más, cuanta más pasión se le ponga, más delicioso resultará.

Rafa Nadal

Autógrafo de Rafa Nadal

Energía

Es esencial un sobre grande de energía. No basta con diseñar un pensamiento o crear un deseo en nuestra cabeza, también hay que contar con un motor para dar acción a esa idea, para poder materializarla y llevarla a cabo. Se recomienda verter el sobre despacio y remover a la vez; verter todo el contenido de golpe podría generar desgaste y desilusión; además este ingrediente sí requiere prudencia en la medida:

Un plato sin levadura no crece lo suficiente, y si nos excedemos en ella puede crecer tanto que, al final, sin remedio, acabará deshinchándose y quedando hueco.

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Autógrafo de la actriz Penélope Cruz

Recursos personales a tope

Es preciso saber sacar el máximo partido de nuestros recursos personales. No basta con conocer nuestras cualidades más brillantes, sino hay que saber explotarlas hasta el tope; eso sí, conociendo también nuestros límites. Para ello puedes ayudarte de un exprimidor para hacer zumos.

Perseverancia

La constancia, la perseverancia, la dedicación, el salir saltando de los tropiezos, el continuar, continuar, continuar pese a los obstáculos y sin perder la confianza en lo que pretendemos y en nosotros mismos… y siempre con la mirada puesta en la meta, con el tiempo de maceración imprescindible para que nuestro objetivo se cumpla plenamente.

Sana ambición

Una pizca de ambición sana no viene mal en ningún caso. No se trata de ser superiores a los demás y permitirnos pisotear a quien nos interrumpa el camino, sino se trata de mostrar confianza ante nuestras propias limitaciones, poder sentirnos superiores a nosotros y con la fuerza de voluntad suficiente para poder superarlas.

Poder de adhesión

El llamado “poder de adhesión” es un ingrediente muy importante para lograr el éxito. No estamos solos, por la vida no caminamos en solitario y la mayoría de las veces para poder dar un paso necesitamos bastones, precisamos del apoyo de los demás, pero no de “los demás” en general, sino de “los demás” adecuados. Y éstos no sólo son nuestros cercanos: familia o amigos. Hay mentores, pigmaliones con los que en ocasiones nos tropezamos sin saber por qué ni para qué, sin conocer la misión de ese encuentro que, en el momento oportuno se nos revela y es cuando aparece la expresión “si no hubiera sido por ti…”. Y entonces nuestro ego, el ingrediente principal, se abre y se impregna de generosidad. Y queda listo para que podamos comenzar a batir todo el aderezo.

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Autógrafo de Barak Obama, Presidente de EEUU

 

-Acercaos al abismo- les gritó.

-Tenemos miedo- respondieron.

-Acercaos al abismo- les dijo.

Se acercaron. Él les empujó….

Y salieron volando. (G. Apollinaire)

Adiós miedo ¡Innovación!

Todos los grandes cocineros afirman que, para hacer un plato brillante, hay que atreverse y no tener miedo a innovar. La creatividad como el poder para conseguir todo lo que te propongas están juntos en ti. En la cocina como en la vida, hay que ser valiente, tener agallas y querer lanzarse a enfrentar a tres bestias muy feroces: el cambio, el desengaño y lo desconocido.

Errar para aprender

Es muy pero que muy importante no olvidar que somos humanos, y que los humanos tenemos la tendencia natural de equivocarnos a menudo, de tropezar cien veces con la misma piedra hasta que, tras rompernos la crisma, aprendemos. Eso es lo fundamental: no ver el error como un fracaso sino como un aprendizaje. Una vez escuché en una película que lo que nos define no es lo que somos, sino cómo nos levantamos después de caer. Siempre hemos de estar atentos para que no se nos queme el plato pero, si por casualidad se quema, para la próxima ocasión habremos aprendido cuál es el tiempo correcto de horneado.

La vida del hombre es interesante principalmente si ha fracasado. Eso significa que trató de superarse (G.B. Clemenceau)

Ya lo ves. Si crees que puedes… entonces puedes. Si tienes todos los ingredientes y la confianza en el cariño, la ilusión, la pasión, la energía, a pesar de los tropiezos, que has puesto al elaborar tu plato, no tienes más que pegar tu cara en la puerta del horno para ver como, con el tiempo de espera adecuado, verás crecer y crecer, y aspirarás el delicioso aroma del suflé de tu proyecto o tu sueño.

La escritura de los héroes

Siempre sueña y apunta más alto de lo que sabes que puedes lograr (William Faulkner)

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Si te has ido fijando en los autógrafos que salpican este artículo, te habrás dado cuenta de que todos ellos tienen un rasgo en común: apuntan alto. Todos tienen marcada una especie de lanzadera dirigida hacia la zona derecha-arriba, que es donde se encuentran simbólicamente situadas las ambiciones y los anhelos. Penélope, Nadal, Leo, todos ellos miran hacia allí con ilusión.

También podemos observar en el sobrealzado y estética en sus mayúsculas que todos ellos se gustan y se quieren a sí mismos. Esa coquetería no es sólo signo de auto-confianza y amor propio, sino que sirve también como estrategia de seducción para facilitar el “poder de adhesión”, ya que no cabe duda de que las personas con buena auto-estima atraen hacia sí la estima de los demás.

La pasión, la energía y la fuerza de voluntad se aprecian muy bien en la velocidad de los gestos, en la potencia de los trazos verticales, estandarte de autoafirmación, así como en la inclinación hacia la zona derecha de todas las firmas, como muestra de valor y gallardía ante lo desconocido, y cuan si de una reverencia hacia el futuro triunfante se tratase.

La mezcla de formas curvas y angulosas ponen en la balanza al héroe vulnerable por un lado, y, por otro lado, a todos los ingredientes que componen el afán de superación y que hemos ido desgranando. El perfecto equilibrio del héroe: la dulzura y suavidad de la curva se combinan de forma magníficamente acertada con la fortaleza y el temperamento del ángulo. Puedes fijarte también en que, en todos los ejemplos, los autores han abandonado el modelo caligráfico y lo han madurado para crear una escritura personalizada, auténtica, genuina y espontánea.

En el texto de Obama, por ser más extenso, se aprecia con mayor claridad el hecho de que las letras están ligadas, unidas unas con otras dentro de la palabra. En este gesto se refleja nuestra capacidad de perseverancia y de constancia, no sólo en los proyectos que emprendemos, sino también en lo relativo a la afectividad. Al igual que el héroe no suelta de la mano sus bastones, sus compañeros afectivos, ni tampoco abandona sus ganas ni su continuada lucha, así tampoco se sueltan ni ceden sus letras a lo largo del escrito.

Nunca digas «no puedo»

Nunca digas “no puedo”, sólo está permitido decir “no lo he intentado todavía”. Hemos visto que el poder hacer o no las cosas, el poder alcanzar todos los sueños que nos hayamos propuestos, no es ni por asomo una cuestión de aptitud, sino solamente de actitud. Querer es poder. Con tan solo el hecho de desear algo, ya lo estás dando forma en tu mente, lo estás creando, y estás convirtiendo un “podría ser” en un “es”… ¡así de mágico!. Lo que no debemos dejar de lado es que el camino para perseguir un sueño requiere siempre de una acción; está claro que no podemos sentarnos en una piedra del camino a esperar aquello que estamos deseando. Hay que accionar y reaccionar, persistir sin abandonar, confiando siempre en que los límites, al igual que el poder, los ponemos solamente nosotros.

Y no olvides nunca que cualquiera, quienquiera que sea, incluso tú mismo, incluso aunque seas un insignificante y pequeño ratón…

Cualquiera puede cocinar

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Sandra Mª Cerro

Grafóloga y Perito calígrafo

www.sandracerro.com